La Guerra de El Chaco, produjo la muerte de 60000 bolivianos y 30000 paraguayos, entre 1932 y 1935. Los gobiernos de dos naciones hermanas, pelearon por un territorio desértico pero rico en el oro negro, atendiendo a los requerimientos de dos multinacionales petrolíferas. Los únicos perdedores fueron soldados descamisados de origen campesino en uno y otro bando. Otro caso para registrar en “La Historia Universal de la Infamia” por el que debiera haber comenzado Jorge Luis Borges.
En el estadio del mismo nombre en Asunción, guaraníes y colombianos le dieron tintes de batalla, a lo que era originalmente un partido de fútbol por la Copa Suramericana. Los locales jugando al filo del reglamento, recurrieron a las faltas reiterativas y mal intencionadas, para sacar de casillas al cuadro verdolaga, hasta que culminaron su propósito a los 48’ cuando Miguel Ángel Borja en una respuesta infantil a las provocaciones rivales se hizo expulsar innecesariamente, por golpear a un rival en el rostro. Nacional contestó en muchos pasajes a la agresión y se olvidó de la pelota, renunciando al estilo que lo ha encumbrado en el continente.
En el primer tiempo Nacional manejó mejor la pelota y Cerro terminó ganando 1-0, con gol de CECILIO DOMINGUEZ a los 49’. Cobró un penal por falta de Macnelly en el área y lo hizo “a la manera de Panenka”. Tres llegadas al área de Borja no culminaron en la red, mientras los paraguas anotaron en el primer abordaje con filo. Buen comportamiento de la defensa donde se destacó Aguilar, taponamiento de las bandas y pincelazos de Guerra cuando subió a la línea de volantes de llegada, mientras Macnelli anduvo en la cancha de puntillas. El anfitrión de músculo tenso, se perdió en la zona de construcción y sus delanteros quedaron aislados.
En el segundo tiempo Nacional quedó en inferioridad numérica y cambió el paisaje, dedicándose a hacer énfasis en su zona de seguridad y arriesgando poco del medio hacia arriba. Cerro pasó a ser el dueño de la tenencia de la pelota, pero fue más lo que corrió y embistió, que lo que pensó y produjo en la ofensiva, porque la intensidad sin ideas, es un arado en el desierto. En la visita, Guerra (lesionado a los 73’y cambiado por Nieto) ya se cuidaba de emprender aventuras y al final Blanco entró por Macnelly. Resumiendo el verde cumplió con orden en la zaga, pero su ofensiva estuvo “faldicortica”, lo que se explica por las condiciones adversas, al perder a su punta de lanza.
A 8’minutos del final Macnelly cobró un tiro libre. El balón se fue enroscado al área y ALVARO PEREIRA en su afán de rechazar, aportó el autogol para el empate 1-1.
Un punto valioso en medio de una noche en la que los combates, superaron al juego. Balas cruzadas y la pelota triste.
No les parece ???
Escrito por:Wbeimar Muñoz Ceballos.