Antes de que arrancara el partido, pensaba que sería el momento perfecto para recuperar la honra que, alguien con acento extranjero, nos había hecho perder. No quiero ser la viuda de nadie, pero soy de los que no le gusta dejar cuentas pendientes, y así como se las hemos cobrado al Junior, también quería que esta quedara saldada.
Sin embargo, en la cancha no vimos al Nacional que queríamos ver y mientras ya habrán muchos otros que analizarán lo que fue el juego, dirán pendejadas en Twitter y hasta se atreverán a contarle los días a Almirón (allá ellos), acá nos ocupamos de hablar como hinchas, dueños de un sentimiento y de muchas emociones que hoy tienen un sabor agridulce; hasta la boca me sabía maluco cuando me desperté y pararme de la cama no fue fácil.
Yo creo que el equipo lo tiene todo para seguir siendo el mejor, esto solo es un proceso por el cual tenemos que pasar, nadie aprende a montar bicicleta la primera o segunda vez que se monta en ella. No quiero que la hinchada se convierta en la pesadilla de los jugadores ni mucho menos que pase lo que hoy le pasa al Deportivo Cali. Tenemos un presidente que siente lo mismo que hoy todos sentimos cuando abrimos los ojos, un técnico que aún tiene tiempo para corregir y unos jugadores que necesitan que el domingo los apoyemos y que el jueves contra América les cantemos tres veces más duro de lo que normalmente lo hacemos.
¡Todos al Atanasio el jueves!
Escrito por: ElDelaSilla