Yo no me quedé con las ganas y sin ninguna vergüenza entré el miércoles a La Oficina como Leonardo Dicaprio en la famosa escena del Lobo de Wall Street. Nada se compara con esa sensación de saber que todos quieren decir algo malo, pero nadie puede porque no tienen ni un solo argumento: callados se ven más lindos.
Pero más allá de esa sensación tan maravillosa de callar bocas y poniendo los pies en la tierra, hay que pensar en que aunque se arrancó bien, aún hay cosas que hacen falta poner a funcionar como un reloj. Me gusta el Nacional que estoy viendo, sin embargo, no creo que aún Vladimir sea la figura, ha hecho dos méritos muy grandes, pero esto apenas comienza y Nacional no necesita ser un jugador que nos salve la papeleta, sino un equipo en donde la idea de juego se entienda sea cual sea el jugador que esté.
El fútbol no es un solo estilo de juego y eso me quedó muy claro el pasado martes, tampoco un solo jugador ni mucho menos existe un técnico con la fórmula mágica. Sin embargo, una cosa es clara y es que la estrategia y planeación siempre deben de existir y volvieron a existir en este “nuevo” Nacional. En muchas ocasiones Rueda nos mostró que su Nacional no era un equipo de salir a aplastar a los rivales en el primer partido de una serie, siempre fue más contundente en los segundos.
Quedo tranquilo porque el martes, Almirón nos dio no solo otra lección de paciencia, sino de estrategia; paciencia porque fue un primer tiempo donde vi cosas que no quisiera volver a ver como ese toque improductivo que no lleva a nada más que generar posesión del balón y estrategia porque en la segunda parte los cambios funcionaron y en una sola llegada definimos, y lo que en el primer tiempo pensé que era un toque-toque improductivo se convirtió en la cerradura que Colo Colo no fue capaz de abrir.
Escrito por:ElDeLaSilla