Por:Andrés “Pote” Rios
¿Llegó el momento en el que este equipo entre en el carril de la curva ascendente de rendimiento? ¿Ya los dirigidos por Autuori lograrán establecer un nivel de juego estable y creciente? ¿La plantilla por fin anidará en el hincha ese voto de confianza y no de incertidumbre para tener partidos en donde prime la jerarquía por encima del resultado?
Las anteriores preguntas van de la mano de respuestas complejas dentro del marco de lo que es un juego como el fútbol. Lo que sí es cierto es que este Atlético Nacional del último año y medio es un electrocardiograma de sensaciones y situaciones que no le han dado un margen de tranquilidad a nadie dentro de la familia verdolaga. Sentir firmeza, manejar la sensación de tener un equipo sólido en lo emocional y deportivo, es algo que se volvió lejano. Y ojo, aclaro que eso está dentro del marco de lo que se ha vivido en la construcción y búsqueda de un proceso que de nuevo nos encamine en la ruta del éxito.
Cambios de presidente, cambios de entrenador, cambios en la nómina, escándalos de demandas, de tribunales lejanos, situación económica austera, fantasmas de malos manejos pretéritos, renovación en la parte administrativa, reingeniería en los procesos generales del club, un sinfín de situaciones. El punto es que se volvió costumbre esperar cada semana qué situación va a afectar al club. En sí, la institución, no ha tenido un respiro. Cada semana hay algo que atender, un incendio que apagar y una situación que resolver. Y es claro que eso pase. Un club de la magnitud de Nacional nunca será un oasis de fuentes de miel de tranquilidad. El punto es que también merecemos momentos de calma, de disfrute del juego y de sosiego para que las directivas también se dediquen a las gestiones a largo plazo que denotan progreso, y no a la labor de “médicos de sala de urgencia” que solucionan los impases del momento.
En lo deportivo, sí, en este 2019 el equipo está en proceso, está en construcción. Hay un nuevo técnico, hay caras nuevas, hay una nueva filosofía y en eso hay comprensión. Pero esto es Nacional y los niveles de exigencia y paciencia de la hinchada han cambiado. Hoy el hincha verde no da compás de espera, siempre quiere ganar, siempre quiere ver a su equipo jugar bien y los márgenes de error (un error por demás) son mínimos. Un jugador juega un partido bien y ya es Gardel, un jugador juega un partido mal y ya no sirve para nada y piden “desterrarlo”. Sin grises, sin margen al proceso.
Sigo estando en la orilla del entendimiento ante tanta situación que ha vivido el equipo y ante el mapa que indica que estamos en construcción. Las grandes gestas verdolagas se han cimentado bajo años de trabajo. Nada se ha dado bajo el amparo de un “Bing-bang” o de una chispa de combustión espontánea. Las libertadores no se ganan como si esto fuera una factoría de producción en línea de jugadores y súbitos esquemas de buen fútbol. El imponerse en la liga es fruto de un buen proceso y de lo mismo: un buen trabajo y el aceitar todos los piñones para que el motor sea preciso. Me refiero puntualmente a la correcta aleación de: jugadores-hinchada-directivos. Cuando eso comulga bien, somos imparables.
Ahora bien, el único partido realmente malo, penoso y discreto del semestre, fue contra Pasto. Lo padecimos todos y lo reconoció el mismo entrenador. Del resto, ha sido un sube y baja, pero ante los rivales de peso -Millonarios, Medellín, Junior- el equipo verde ha mostrado cosas muy buenas y mereció mejores resultados. Luego, ante los otros pequeños, se complicó y lo complicaron. Ganar en el Atanasio se volvió un reto y eso, en Atlético Nacional, no puede pasar. La casa es sagrada.
Creo que estar en construcción implica también tener días buenos en los que la obra rinde y se disfruta más. Construcción no es sinónimo de sufrir o de perder. No, implica todas las situaciones y de ahí que pida una victoria – ojalá varias- en las que el equipo gane con contundencia, con convencimiento y enamore de nuevo al hincha. Eso es necesario. Cansa ganar a cuenta gotas. Necesitamos una victoria de esas que llenan todo.
Se viene lo decisivo. Se viene el jugarse la clasificación ante Patriotas, Rionegro, Medellín, América, Envigado y Santa Fe. La nómina está casi completa a nivel salud, el equipo ha mostrado mejoría en muchas fases, faltan otras y hay con qué. Es hora de mostrar mejoría, de dar pasos sólidos y que la curva de rendimiento apunte hacia arriba.
