Después de 16 años volvimos y después de 24 clasificamos a los octavos de final de la copa del mundo. Hoy Colombia fue fiel a su estilo y nos unió a todos en torno a la ilusión de seguir avanzando con pasos certeros hacia un objetivo que estoy seguro más de uno se ha soñado.
Y no es por eso triunfalista, ni mucho menos…es porque la selección hoy está dando muestra de lo que es jugar en equipo. Jugar para el beneficio de un conjunto y no para que sobresalgan dos o tres individualidades. Desde el más joven hasta el más viejo, todos están poniendo su granito de arena para seguirnos haciendo abrazar acá a todos con sus goles y triunfos.
Hoy el partido fue el que se esperaba; Costa de Marfil con su velocidad fue motivo de preocupación por varios pasajes del partido pero nunca vimos a Colombia entrada en el desespero o en el desorden. Por el contrario, cuando hubo que marcar y raspar se hizo y cuando hubo que juntarse para crear opciones de gol, también.
Las camisas de Colombia hoy apoderaron de cualquier código de vestimenta. A nadie le importó que el partido fuera temprano y las calles se inundaron de esa ola de esperanza que propicia esta selección. 23 hermanos que fueron allá a dejar la piel por este país que siempre le ha tocado remar desde atrás.
El verdadero reto está en que, ahora que estamos en una posición medianamente cómoda dentro del ruedo, hay que sustentar todo lo que se viene hablando de la selección y lo que se viene consiguiendo, con trabajo y esfuerzo; y siempre en equipo.
Japón será un durísimo rival y probablemente ninguno se imaginó que nos tocaría contra los nipones ya clasificados. Pero no hay que relajarse, no hay que darle espacio a la desconfianza. Hay que salir a ganar, a dejar la piel, a dar el 200% en cada balón; a seguir todos “unidos por una ilusión”.
(Foto portada cortesía: fifa.com)