FOTOS: CORTESÍA DIMAYOR.
Por: Juan Felipe Velásquez.
Atlético Nacional más líder que nunca. El Verde venció a Rionegro Águilas Doradas por la mínima, 1-0 en el Atanasio Girardot, pero la diferencia en cancha fue abrumadora para el conjunto visitante y satisfactoria para los hinchas asistentes. Nacional juega bien, divierte y se divierte en el rectángulo.
Este nuevo proyecto del profesor Restrepo está sorprendiendo a muchos, a mi incluido; el equipo ejecuta muy bien el plan de juego, planteamiento moderno del cuerpo técnico que siempre busca ganar siendo ofensivo e intenso. Es claro que esto apenas empieza y que el fragmento crítico y crucial aún se divisa al horizonte, pero el inicio es tan bueno que Alejandro Restrepo ya rompió récord institucional: 7 victorias consecutivas sin recibir gol.
En lo táctico, Nacional no cambia. Siempre va al frente partiendo de un 4-2-3-1, con laterales que saben cuando ocupar carriles externos y cuando interiozar su posición. Una pareja de pivotes que se turna la incursión en el último tercio mientras el restante respalda la defensa, extremos que se tiran al centro para juntarse con el volante resolutivo y un centro delantero que constantemente se ofrece en desmarques de ruptura. Parece simple, pero Nacional se convirtió en un equipo completo al momento de atacar e intenso para defender y recuperar el balón. La movilidad del equipo es especial, fluida y natural, sobre todo en cuanto al intercambio de posiciones se refiere o el control del balón en fase de posesión y creación.
Un solo gol a favor de Nacional, pero pudieron ser más, varios más. Lo interesante de esta fecha es que el equipo salió avante, con creces, no pudiendo contar con sus pilares llamados a selección: Baldomero Perlaza, Andrés Andrade y Yerson Candelo. Tres jugadores que han sido de rendimiento preponderante desde hace varios torneos y que, dicho con honestidad, se pensaba a priori que su ausencia iba a afectar el desarrollo del colectivo. No, Nacional no depende de nombres, pues su futbol ha evolucionado a tal punto que, juegue quien juegue, el equipo gana.
Paños de agua fría para bajar la emoción del momento. Aún no llegamos al ecuador del torneo y falta enfrentar las fases finales. Es allí donde se justificará todo; donde nos daremos cuenta de que está hecho realmente este equipo. La confianza de todos está presente, la fe intacta y el equipo fuerte.