FOTOS: CORTESÍA DIMAYOR.
Por: Juan Felipe Velásquez.
Atlético Nacional oficializó su eliminación en la carrera por la segunda estrella de este año. El Verde cayó derrotado por 2-1 ante Cali y así selló su destino.
Curioso es que, a pesar de la derrota, Nacional mostró, por fin, espíritu competitivo. De ese pundonor que había abandonado el equipo hace casi dos meses y anoche volvió a verse en la cancha, lastimosamente, acompañado de un mal planteamiento del profe Restrepo.
Desde lo táctico, Nacional se presentó en cancha con un 4-1-4-1 inesperado y novedoso, pero no porque sea un módulo ofensivo en demasía, sino porque el cuerpo técnico, por fin, apostó a otra cosa distinta, menos rutinaria, más sorpresiva. Evidentemente, el equipo se vio mal porque la novedad del sistema no se había mecanizado, no se había ensayado, no se había explorado antes. El quedarse con un solo plan, insistir y repetir ha terminado por pasar factura al equipo que, en el momento en que intentó algo distinto, se vio casi amateur.
No vamos a mentirnos, Nacional tenía la mejor nómina de los últimos 3 años; Aguilar, Banguero, Candelo, Jarlan, Andrade, Dorlan, Duque, Álves, etc. Todos jugadores de charreteras que ilusionaron en un principio, pero de nuevo terminaron eliminados, apenas compitiendo, dejando al equipo con 2 puntos de 12 posibles. Al final, esto es fútbol y en el fútbol el fracaso es huérfano, pero siempre hay que recordar la cantidad de profesionales en la institución al servicio de la misma y a mi, personalmente, me cuesta individualizar las culpas. Todos responsables de los éxitos y todos responsables de los fracasos.
Ciclo cumplido para algunos jugadores de la institución que ajustan 2-3 años sin dar el nivel esperado, tan solo chispazos; efímeros momentos de buen fútbol que rápido pasan y el hincha los extraña en las fases finales. Me siento cansado de tener que empezar a pensar en iniciar de nuevo cada semestre. Como hincha, me desgasta un montón ver que los proyectos deportivos no tienen una coherencia mínima y que quedamos atrapados en un bucle de “borrón y cuenta nueva” y así, con esa filosofía, pasaron 9 técnicos por la institución, 3 presidentes, un centenar de jugadores y la estrella 17 aún no brilla.
Una vez más, estamos a merced de la sapiencia de los directivos, confiando a ciegas que tomen la mejor decisión para que el equipo pueda dar pasos hacia adelante, pueda celebrar una nueva estrella, pero sobre todo, se vea un proyecto exitoso, estable y duradero. Nacional lo necesita.