Por: Andrés “Pote” Ríos
Con el brillo, la esperanza, la desbordante alegría y el necesario desahogo de esta estrella 17 que ilumina a todos los hinchas de Atlético Nacional en la Vía Láctea. Hilo que va con el patrocinio de Super Cerdo y en qué mejor momento: ¡La lechona ha sido derrotada!
¡Cada uno de ustedes que lee estas letras lo vivió y tiene una historia con este anhelado título! Yo quiero dedicárselo de corazón a cada hincha de Nacional que no pudo ver esto y se fue de esta tierra en medio de la infame pandemia que nos azotó. ¡Por los que no están, por ellos!
Deseo que esta fantástica estrella 17 sea un baño de alegría que ayude a mitigar las tristezas y problemas de cualquier índole que todos seguimos lidiando en el marco de los duros años que hemos luchado. En Nacional buscamos esperanza, alegría y refugio: ¡nos cumplieron, gracias!
Fueron 5 años sin estar en lo más alto de Colombia. Lo ganamos todo antes de eso y mordimos el polvo de la derrota, el fracaso, la frustración y la desunión. Llegamos a dudar de todo y de todos. Todo queda atrás, ser campeones lo sana todo. La humildad debe ser la gran enseñanza.
Dimos tumbos y cometimos errores desde lo dirigencial, desde lo deportivo y también desde la hinchada. A veces sacamos lo peor de nosotros al ver que se nos diluía la grandeza. Era un temor al perder el don de ganar. Hay que aprender de ello también, nos quedan lecciones a futuro.
Eso sí, la tengo clara: cada crítica, cada apretada, cada exigencia y cada momento duro, fueron impulsos que ayudaron a construir la victoria. A punta de comités de aplausos no íbamos a salir de este hueco. Los jugadores tienen que tener la humildad de entender eso y lo asumieron.
Esta estrella 17 trae lecciones. Una de ellas es la de recuperar el espíritu de lucha verdolaga, espíritu que estaba diluido en los laureles del acostumbrarse a ganarlo todo y en la soberbia. No, a veces morder el polvo y sentir dolor te hace más grande. Es la estrella del coraje.
Bien lo veía el Arriero: el ADN de Nacional ha estado ahí, pudo estar dormido, pudo tener mutaciones, pero sin duda se le han adicionado cosas como el sufrir por las metas, el meter, meter y meter por encima del brillo. Es ser también obreros de fina retina, que no ahorran sudor.
Repito lo que dije en un hilo anterior: después de ganarlo todo trajimos DT´s de todo tipo, perfil y sabidurías y el fracaso aumentaba. Le apuntamos al más humilde que, incluso fue despreciado por muchos, y ese, cual montañero es, con sus formas humildes nos dio el título.
Es hermoso que esto se haya gestado con la humildad de un tipo que fue un futbolista enorme de la historia del país y que tenían dirigiendo la sub 17 del club. Lo veían como un viejito al que se le hacía un favor dándole ese trabajo. La vida te enseña y da vueltas: ¡Gracias Arriero!
Don Antonio J. Ardila entendió que había que estar más cerca del club por más que lo estuviera desde lo digital. Aguantó que gran parte de la hinchada vapuleara a su hija, mostró su temple directivo y encausó las aguas. Creyó en la gente que nombró, por ejemplo: en el presidente.
Acercar a los que construyeron la gloria como Pacho y René para que día a día, charla a charla, contagiaran a los jugadores para que entendieran lo que cultural, social y emocionalmente es Nacional para Antioquia y el país en su grandeza, fue fundamental. ¡Gracias leyendas!
Trabajar desde la mesa de co creación del club con la hinchada era una apuesta que se estaba perdiendo y en esta administración se fortaleció más. Trabajo en equipo en dónde se dio respeto y espacio a la crítica fuerte y el debate. Eso sumó demasiado con un trabajo silencioso.
Muchos factores se suman: lo comunicacional, lo administrativo, cada empleado del club, como cada hincha, han sumado para construir este éxito. Cada uno lo siente en la médula porque fueron 5 años de comer mierda y equivocarse y, cuando se mira ese camino: más satisfacción da.
A este grupo de jugadores se le inyectaron liderazgos que buscaban generar una mística que andaba perdida. Gio, Mejía y Dorlan llegaron para ayudar en esa labor enorme que ya trataban de hacer La Fiera, Gómez y Aguilar. Era paso a paso, tiempo al tiempo y las piezas engranaron.
Quedó demostrado que a este equipo lo que le hacía falta era más humanismo, más unión, más colegajes, más que el dolor de uno fuera el dolor de todos. ¿Fútbol, estrategia y táctica? Importantes siempre, pero sin un grupo que se sienta un solo puño, de nada sirve. 5 años demoró.
Sobre el partido, es fácil el análisis: un 1er tiempo en dónde Tolima fue una avalancha de fútbol intenso que dejó a Nacional al borde del nocaut con 2 goles encima y el sentirse inferior. A pesar de ello hubo un oasis con 2 o 3 sacudidas verdes. Pero Tolima fue implacable.
Llegó el punto de inflexión, el quiebre de esta historia: el penal. Con 22 años, Kevin Mier le cambia el rumbo a eso. Ataja el remate, hace que Cataño casi que le rompa el orto con una patada y todo cambió. El pijao queda con 10, queda golpeado mentalmente y Nacional resucita.
La balanza cambió. Nacional con el balón, Tolima metido en su campo. Eso sí, los toques verdes no eran profundos y letales. Se tenía el balón pero no se hacía daño. Y llegó el tiro de esquina. ¡Juemadre, una rareza Nacional anotando en un córner! ¡Bendito espíritu de Zubeldia!
Lo describió Leonardo Chica (@poldoneitor): Uno de los alumnos aventajados del kínder de Zubeldía taladra una jugada del santo manual Zubeldiano (cobro al 1er palo, doble cabezazo y gol) para enterrar al Tolima. Y lo anota un petiso, uno al que se ha criticado, pero quería su gloria: Jarlan.
Jarlan: el que a veces sí, a veces no. El de pataletas excesivas. El tribunero noble. Jarlan el de la zurda. El de las revolcadas excesivas y un poco de gorditos amasados. Él, que nunca ocultó su amor por este club, él anotó el gol del título. ¡Gracias Jarlan, la vida es bella!
¡Todos, todos los jugadores son dignos campeones, desde Fory, Hayen, Tomás, que casi no jugaron, hasta Mantilla que sumó más minutos! ¡Cada uno de los integrantes de esta plantilla, incluyo a Aldair y su situación, tienen la gratitud de la hinchada! Quedan en la historia verde.
Hay, eso sí, unos pilares que sostuvieron la construcción de esta estrella. Son ellos: MIER, OLIVERA, Cabal, Aguilar, Candelo, Banguero, GÓMEZ, Duque, Andrade, Guzmán, Jarlan, MANTILLA, DORLAN, LA FIERA y GIO. Repito, a todos los jugadores: ¡Gracias desde el alma y el corazón!
Lo decían Jarlan y Andrade en medio de un abrazo: “Hermanito, lo merecemos, hemos comido mucha mierda”. Sí muchachos, la hinchada también y cada crítica y exigencia que les hicimos los ayudó a llegar al éxito. En Nacional es así, por eso ganar acá te lleva a otro nivel como ser.
El cuerpo técnico con el Arriero como cabeza, secundado con un trabajo humilde de Piscis y con los esfuerzos y conocimientos de Tabares, Patiño, Mario, Lopera, los médicos Nelson y Luna, Maya, Guza y todo el resto del personal (excusen no mencionarlos a todos): ¡GRACIAS, GRACIAS!
EPÍLOGO.
La vida es caer y levantarse. Nacional es campeón y lo hizo hasta el minuto 93 con el espíritu del coraje y el sufrimiento. ¡Válido también! Con más ganas lo cantamos y lo lloramos de alegría. “A la gloria no se llega por un camino de pétalos de rosa…”
La tal “paternidad tolimense”, que sí, fue momentánea porque la historia de ambos clubes y sus pergaminos es incomparable: ¡Ha terminado y se ha pagado exactamente con la misma moneda! Eso sí: le reconozco al Tolima el equipazo que es y el técnicazo que tiene en Hernán Torres.
Este título lo lloré, me movió la fibra y lo necesitaba. Han sido años duros en todo sentido y esta alegría me da combustible para seguir luchando. Sé que eso mismo nos pasa como sociedad, una victoria de Nacional nos hace encarar la vida con más berraquera y amor. Contagia esto.
Se lo dedico a mi hija, a mi padre, mi familia Ríos y López verdolaga, mis abuelos Toño y Emiliano, a mis primos adorados Fufu y Daniel, barra ADN Verdolaga y a todos uds, queridos hinchas, que leen este hilo mental y lo han hecho crecer.
¡Somos campeones carajo! ¡Regresamos!
