Por: Juan Felipe Velásquez.
Todos teníamos la ilusión de que sería diferente, ¿no?
Es decir, Nacional lleva 8 meses de juego soso, aburrido, plano, soporífero y apelando, netamente, a lo competitivo, pero en el contexto de una final ante el más acérrimo de los rivales, YO si tenía la esperanza de que se mostrara algo más. Pero no. Nacional, anoche, fue el mismo de todo el año.
La llama de motivación que se encendió en la hinchada tras la clasificación a la final, se apagó a los 30 minutos del primer tiempo cuando, en el campo, Nacional se notaba inferior, cediendo el balón, la iniciativa y los espacios. Incapaz de detener a Millonarios y nulo al momento de atacar. Nacional apagó a su propia hinchada.
Algunos pensarán que el famoso equipo embajador, promocionado como el mejor de Colombia en los últimos años, no fue capaz de vencer a uno de los más intrascendentes Atlético Nacional de los últimos años, pero lo cierto es que la suerte estuvo a nuestro favor. Cómo todo el año.
Si Millonarios no se llevó la victoria fue por cuestión de centímetros. Si el remate de Leo Castro se ajusta 2 centímetros más, el balón pega en el palo y entra. Y si, si vale hablar de supuestos porque Millonarios estrelló dos remate en los palos, mientras que de Nacional solo podemos hablar de una embestida en solitario de Cristian Zapata que remató de 40 metros, pero hasta ahí.
¿Ustedes recuerdan algún remate dentro del área? Porque yo no. Tal parece que Nacional, en su incapacidad de generar espacios y penetrar la defensa rival, se dedicó a rematar de media y larga distancia, apelando a un milagro que dirigiese ese balón al ángulo.
Dicho esto, es incómodo ver cómo al principio del semestre el recurso era dársela a. Pabón y esperar que su pierna derecha estuviese fina y potente; ahora, durante el último mes, Nacional sucumbió a la individualidad de todos. Fue doloroso ver como remata Jarlan, Deossa, Palacio, Banguero, Zapata, etc. se animan todos a rematar desde cualquier lado sin pensar en el pase filtrado, en la pared, en el movimiento de desmarcación. En fin, patear de donde se pueda y a donde salga. Esa es la estrategia.
Pero ojo, porque hasta aquí, yo no he hecho una crítica. Estoy describiendo una realidad que pudimos ver todos los hinchas en el Atanasio. Una realidad que no es nueva y que se viene dando desde que inició el proceso Autuori. Hay que sentar las realidades del contexto para poder dar una crítica fundamentada.
Mi crítica pasa por la incapacidad del cuerpo técnico y jugadores en reconocer ese contexto. Se está jugando una de las finales más importantes en la historia del club y han decidido traicionar la filosofía de juego que nos hizo grandes solo por morir con la idea tosca y aburrida que les agrada a ellos.
No insinúo que Autuori y sus dirigidos les importe poco el ganar o perder esta estrella porque estoy seguro que la desean tanto como nosotros. Solo estoy diciendo que su idea de juego es tan ineficiente que hoy todos los hinchas verdolagas esperamos lo peor, pero en ningún momento intentaron otra cosa.