Por: Juan Felipe Velásquez.
Cada día me convenzo más de que en la plantilla del Atlético Nacional es superior en calidad a, por lo menos, 14 o 15 equipos del fútbol profesional colombiano. Es un equipo lleno de grandiosas individualidades que han mantenido a flote, pese a muchos traspiés e inconvenientes, a la institución. En resumidas cuentas, Nacional ha peleado por los primeros lugares de la tabla de posiciones e incluso una final, gracias a la calidad de sus jugadores y a la variedad de sus características.
Nacional vive ahora quizás su mayor crisis institucional en al menos 40 o 50 años. La hinchada está totalmente desconectada del proyecto deportivo y la dirigencia demanda y graba ilegalmente a los líderes de la barra. El equipo verde lleva varios meses sin convencer a nadie con su fútbol defensivo y mezquino, pero aún así, siempre está en el top cinco de la tabla de posiciones.
Ahora los hinchas empiezan a cuestionarse, de manera seria y consciente, si deben venir o no al estadio. Si deben apoyar a este equipo que, con sus acciones dirigenciales, cada vez los hace sentir más distantes y ajenos a la institución a la que le entregaron su corazón desde tiempos pasados. Y es que la gente subestima el impacto que tiene la asistencia de público fecha tras fecha al estadio en la economía e imagen del Atlético Nacional. Si usted está dudando en ir o no ir al estadio para acompañar al equipo, debe saber que los ingresos por taquilla del Atlético Nacional representan un porcentaje importante de los ingresos para el equipo verde durante el año. Pero no solo eso, pues Nacional convence a sus patrocinadores temporada tras temporada para pautar con ellos basándose en un promedio de asistencia que es muy superior al de cualquier equipo del FPC.
En resumidas cuentas, sí, usted puede tener un impacto eficiente y efectivo simplemente dejando de asistir al estadio. Y no se sienta culpable ni menos hincha por dejar de ir, pues todos estamos de acuerdo en que Nacional está absolutamente desconectado desde el punto de vista futbolístico y administrativo con sus hinchas. Queremos un equipo que tenga una dirección clara desde el proyecto deportivo, pero que también muestre resultados futbolísticos contundentes combinados con un fútbol agradable.
Eliminar al América de Cali de la Copa Colombia ganándole los dos partidos puede llegar a confundir, ya que solo se centra en el resultado. Y no es que Nacional haya jugado una mala serie, pues de hecho ha sido una de las poquísimas veces a lo largo de un año completo en las que se ha visto realmente superior a su rival, pero todos sabemos que este tipo de resultados, esta calidad en su rendimiento, es intermitente, escasa, casi casual. Nacional lleva mucho tiempo sin ser realmente dominante en el fútbol colombiano, y cuando aparecen este tipo de partidos, solíamos sentir que era un evento coyuntural para que el equipo, por fin, diera el salto de calidad que tanto le pedimos.
Pero es que este tipo de rendimientos, con puntos individualmente altos y un despliegue colectivo decente, han sido pocos en los últimos meses. Nos da pistas de que el equipo se encuentra futbolísticamente hablando en unos pocos eventos durante la temporada y luego vuelve a ser el mismo de siempre. El Nacional mezquino, alérgico al balón, estacionando el bus en su propio campo y traicionando su propio ADN.
