Por: Juan Felipe Velásquez.
Atlético Nacional ha sumado, en 18 fechas, 30 puntos para estar oficialmente clasificado a los cuadrangulares finales. Tras la victoria ante Boyacá Chicó por 3 a 1, el verde Paisa puede sentirse tranquilo, su cupo está asegurado.
Lo cierto es que la sensación de que se avecina una nueva desilusión es inminente. Nacional no parece que pueda superar a Pereira en el contexto de la Copa Colombia y, mirando el rendimiento de los rivales, tampoco parece que pueda ser el favorito para clasificar a la final de diciembre. Curioso y decepcionante, pues estamos acostumbrados a que el equipo sea siempre el candidato número uno a quedarse con la estrella en cada liga de cada semestre.
Hace tiempo que Nacional viene desmoronándose con cada semana que transcurre. Cuando no es el rendimiento deportivo, deficiente e insulso, es algún escándalo patrocinado por la directiva. Peleas con la hinchada, decisiones impopulares y un proyecto deportivo que tambalea en su veracidad y que demuestra una falta de ambición por parte del presidente y sus colaboradores.
Hablando del partido de ayer, hay que decir que Nacional mostró una mejor cara. La mejoría fue muy pequeña y la evolución casi inexistente, pero el equipo mejoró. Ahora, hay que agregar más ecuaciones en esta supuesta mejora de Atlético Nacional, y es que se enfrentó a un equipo absolutamente eliminado, que tiene un estadio totalmente desastroso, indigno del fútbol profesional colombiano. Entonces, esclareciendo los hechos, podemos decir que Nacional mejoró respecto a las dos derrotas previas, pero es una mejora que no satisface a nadie, ya que hacer un buen partido ante Chicó es obligatorio.
El Atlético Nacional versión Bodmer juega con un sistema 4-3-3 muy clásico y marcado. Marcado porque es muy estable y casi inmutable en su desarrollo; el verde mantiene las posiciones de sus jugadores que desarrollan un juego de posición muy claro y poco caótico. Creo que es positivo, aunque se sienta como una camisa de fuerza en momentos en los que el partido pide otro sistema. También podemos decir que es un sistema clásico porque lo que busca el equipo es ser superior, numéricamente hablando, en todos los sectores del campo. José Mourinho alguna vez dijo que todo equipo parte de un 4-4-2 o de un 4-3-3, y Nacional no es la excepción.
El equipo quiere respetar los principios de juego de subir: tenencia de balón, superioridad numérica, intensidad en ataque y presión alta en defensa. Hasta aquí todo es muy altruista y loable. Es esto lo que queríamos para Nacional, los hinchas que nos gusta el fútbol bien jugado, y el nuevo técnico quiere hacerlo, pero lo cierto es que la paciencia es muy poca y el tiempo apremia. Los cuadrangulares están a un par de semanas de empezar y Nacional no se ve cómodo con la idea que trata de desarrollar.
Yo, honestamente, creo que es cuestión de tiempo y que con el pasar de las sesiones de entrenamiento, Nacional irá mostrando una mejor cara. Pero todo es especulativo, ya que es la primera experiencia del actual técnico en un equipo grande, con obligaciones y responsabilidades de títulos y estrellas, con un camerino difícil, con una cantera vasta y con jugadores de mucho recorrido. No es normal que un técnico con poca experiencia logre sacar adelante un reto tan complicado, pero puede darse y espero que se dé.