Por: Juan Felipe Velásquez.
¿Existe un sentimiento más allá de la decepción? ¿Hay algo más después del ridículo? ¿Puede ser el presente de Nacional peor que esto? Realmente me cuesta recordar cuando fue la última vez que me sentí de esta manera, tan decepcionado, por culpa de Nacional.
Que, para ser honesto, la derrota en fase 2 de copa libertadores ya era un panorama que me preocupaba, pero si le sumamos el hecho de que la derrota fue ante uno de los peores equipos del futbol paraguayo y, además, por un global de 4-0, son demasiado ingredientes amargos en esta receta.
Y empiezo a preguntarme si los directivos del equipo conocerán, realmente, de fútbol y de éxito. Se me hace imposible creer que estén sintiéndose satisfechos con lo que está sucediendo. Me gustaría saber que hablan, que dicen, que expresan los dirigentes cuando se sientan cada semana a sacar balances.
¿Entenderán que ya nadie se traga el cuento del proyecto deportivo? ¿Hablarán de estrategias para seguir vendiendo una mentira? En fin, son cuestiones reflexivas que hoy, después de un ridículo mayúsculo, me llegan a la mente.
En todo caso, y cayendo en una ironía, culpar del todo a los dirigentes también es injusto. Si bien la responsabilidad de ellos es mayoritaria, hay que hablar de la plantilla de jugadores de Atlético Nacional. Plantilla que me esmeré en defender en este mismo espacio, porque meses atrás se les cuestionó su compromiso, pero yo siempre opiné que, si algo sobraba en este conjunto de jugadores, era huevo.
Ganamos estrellas basados en los huevos de los jugadores, porque cuando el fútbol no apareció, la virilidad de ellos estuvo a la orden del día. Jugamos feo muchas veces, pero nos impusimos con compromiso y sudor. De eso no queda nada. Atlético Nacional adolece de todo y no destaca en nada. Bueno, por lo menos en nada positivo…