FOTOS: Camila Ortega T.
Por: Juan Felipe Velásquez.
Atlético Nacional le ganó un partido espectacular, increíble y emocionante al América de Cali. En un vibrante juego en el Atanasio Girardot, el escarlata se puso en ventaja a casi media hora del final del encuentro, pero el verdolaga reaccionó con fuerza y se llevó el triunfo en un abrir y cerrar de ojos.
El primer tiempo fue un duelo parejo, con ambos equipos midiendo sus fuerzas y mostrando dinamismo en sus propuestas de juego. La igualdad en el marcador reflejaba la intensidad y el equilibrio en el campo.
Los goles llegaron en la segunda parte, donde el drama y la emoción se apoderaron del partido. América de Cali abrió el marcador a los 58 minutos tras una jugada colectiva de gran factura. De derecha a izquierda, Edwin Velasco desbordó y centró al área para que Duván Vergara anotara el 0-1. Era un gol que parecía inclinar la balanza a favor de los visitantes.
Sin embargo, América no supo capitalizar su ventaja y perdonó a su rival, fallando una clara oportunidad para cerrar el partido. Esta falta de contundencia le costaría caro.
La nueva comunión y sincronía entre la hinchada y el equipo se hizo evidente en el Atanasio. Más de 43 mil almas llenaron el estadio, contagiando al equipo de resiliencia y amor propio. La energía en las gradas fue palpable, y los jugadores respondieron a ese fervor. Entre los emocionados espectadores se encontraba David Ospina, quien desde el palco celebró los goles y cantó con la hinchada como un fanático más. Este ambiente de unidad fue crucial para la remontada verdolaga.
Atlético Nacional, con la resiliencia que lo caracteriza, despertó en la parte final del juego. Al minuto 85, un tiro libre ejecutado por Edwin Cardona encontró la cabeza de Jorman Campuzano, quien asistió a William Tesillo para que este definiera y pusiera el 1-1 en el marcador. La reacción verdolaga estaba en marcha.
Con el empate, el equipo de Pablo Repetto no se conformó y fue por más. La presión intensa y el empuje en los minutos finales rindieron frutos cuando llegó una jugada polémica en el área de América de Cali. Tras la revisión del VAR y varios minutos de deliberación, se confirmó la falta y se decretó penal a favor de Atlético Nacional. Es importante resaltar que el penalti cobrado por el central del compromiso es absolutamente válido y claro. Un sector de la prensa y otras hinchadas del país han intentado demeritar esta decisión, calificándola de robo o error arbitral, simplemente para quitarle mérito a un equipo que, con poco fútbol pero mucho honor y actitud, supo voltear un resultado complejo y peligroso para las aspiraciones de este nuevo proyecto.
Edwin Cardona, con su acostumbrada calma y precisión, se encargó de ejecutar el penal al minuto 90+4. Su remate desde el punto blanco fue imparable, desatando la alegría en el Atanasio Girardot y sellando el 2-1 definitivo.
El equipo de Repetto aún no se ve cuajado en su idea futbolística. A pesar de haber sido dueño del balón por mucho más tiempo que su rival, no pudo crear chances de gol de manera fluida más allá de un par de opciones producto del balón parado. Esta hinchada siempre exige que, más allá del resultado que es muy importante, también debe estar a la altura la demostración futbolística del equipo dentro del terreno de juego.
Es una hinchada con paladar exigente que disfruta del juego bonito y pertenece a una institución con un ADN muy definido de fútbol vistoso. Atlético Nacional con el balón no supo encontrar espacios ni profundidad, pero afortunadamente la hinchada volvió a ser el jugador número 12 y con cánticos y aliento lograron empujar a los jugadores para que, sin fútbol pero con virilidad, voltearan el resultado y se quedaran con los tres puntos en el clásico del fútbol colombiano.
Este triunfo no solo reafirma la fortaleza de Atlético Nacional en momentos cruciales, sino que también muestra la capacidad del equipo para sobreponerse a la adversidad. Los verdolagas celebraron con su afición, conscientes de que este tipo de victorias forjan el carácter necesario para luchar por el título.La resiliencia y el espíritu combativo de Atlético Nacional quedaron evidenciados en una noche mágica en el Atanasio, donde la ilusión verdolaga se renovó con cada gol y cada jugada decisiva. Soplan nuevos vientos, y el equipo de Repetto parece estar listo para enfrentar cualquier desafío que se presente en su camino.
