A los tres minutos del partido jugado en El Campín, Fortaleza ejecutó un tiro de esquina. Neco Martínez rechazó de frente con los puños (esos despejes siempre se deben hacer hacia los costados), la pelota le quedó servida a Norbey Salazar con tiempo para controlarla, la alargó hacia JORGE RAMOS, quien remató defectuosamente, y el 1-0 fue sentencia.
Con ventaja madrugadora en la pizarra, se le facilitó el muy conocido libreto a Alexis García: reducción de espacios atrás y salidas en rápidas transiciones al ataque, en las que pasar el balón por los costados, antes de llegar al arco, es una norma de estricto cumplimiento. Los defensas rivales quedan con la duda de ir a los costados o temporizar sus regresos, pero casi siempre dejan servido algún espacio por el pasillo central.
En el primer tiempo, los locales cosieron una red de 4 defensores y 5 volantes y al final del compromiso fueron 4 defensas, 6 volantes y ningún delantero. Doblajes en los costados, para impedir que Nacional profundizara por afuera y anticipos permanentes en la zona central, que obligaron una y otra vez a los verdolagas, a reiniciar el trámite colectivo. Cuando se hizo necesaria una dosis de faltas y pérdidas de tiempo, los locales dijeron: presente. Atrás Andrés Mosquera ajustó la combinación de la caja fuerte y así Fortaleza, fue una verdadera fortaleza. Y arriba Palacios estrelló un balón en el palo (las contras de Alexis siempre tienen filo).
El primer segmento de Nacional, fue para el olvido. Sin sociedades en el medio, sin progresión en el campo y sin remates a puerta. Estuvo encadenado e impotente. El visitante, tenía la pelota y Fortaleza los espacios. El primero con la iniciativa y el segundo con el control del partido. Por dónde pasar la pelota, era la tortura verdolaga. No había fisuras y no le daban tiempo de ejecución.
En los 45 finales, ingresaron Bocanegra, Guisao y Valoy por Calle, Copete y Arias. Guisao trabajó la banda derecha, Páez se corrió a la izquierda y Trèllez a la zona central de la ofensiva. Nacional invadió por completo la zona enemiga, llena de minas en su primer tercio de cancha. Mejoró Nacional en movilidad y en juego con el balón, pero Fortaleza en cada despliegue llegó con mucho peligro con Ramos y Arizala. La consigna de Osorio, pareció ser: ‘’matar o morir’’ y estuvo tan cerca de una cosa como de la otra. Sin embargo la fórmula de ataque fue reiterativa: balón a los flancos y centros aéreos a los 16.50, a la espera de que algún paracaidista declarara la tercera guerra mundial. Se aproximaron mucho Bocanegra, Trèllez, Guisao y Pérez, en un partido tenso, luchado y trabado. Nacional gastó todo el capital en territorio rival, pero al final perdió una batalla que le fue adversa desde muy temprano. Sobraron obreros y faltaron artistas.
Mientras los empresarios que le vendieron los ‘’refuerzos’’ cuentan los billetes, el verde sigue en el filo de la navaja. Si pierde el próximo y último partido, frente a Patriotas, el tañido de las campanas será fúnebre. El solo pensarlo, estremece a sus hinchas.
Por: Wbeimar Muñoz