Si Nacional jugara todos los partidos, como en el primer tiempo contra Patriotas, ya no serían los 21275 seguidores de ésta noche en el Atanasio: con seguridad se duplicaría la clientela.
No sólo controló el juego y la pelota, para atacar mejor: también protagonizó el rol de ‘’el lobo feroz’’ (lobo le dicen a Alejandro Guerra), e hizo palidecer el fútbol de los boyacenses, a quienes en el reparto les correspondió el papel de ‘’caperucita roja’’. El venezolano jugó e hizo jugar, se mostró siempre libre como receptor de la pelota en el medio y desequilibró en zona enemiga. Combinó juego con Manga, Zeballos, Bernal y Valencia, distribuyó caramelos en terrenos creativos y puso en ventaja a su equipo a los 24’.
El primer gol, fue producto de una jugada interesante. Valencia desde la orilla izquierda alargó el balón para Palomino, situado en el eje central de la cancha. El volante siguió cambiando la dirección del juego hacia Manga, en la banda opuesta. Manga, devolvió hacia el centro y ALEJANDRO GUERRA con un control dirigido de la pelota, empalmó el disparo y el 1-0. (El doble cambio de frente, es un argumento eficaz en el fútbol de ayer, de hoy y de siempre). Nada pudo hacer el arquero Castillo, quien le sacó al mismo jugador dos remates con dirección de red, en voladoras aplaudidas por la tribuna.
Los verdolagas hicieron despliegues de líneas, a lo largo y ancho de la cancha, trataron muy bien la pelota, impusieron más velocidad y dinámica que el oponente, ejercieron superioridad numérica en la zona activa de juego cuando recorrieron los pasillos central e interiores y fueron más ofensivos. Las sonrisas regresaron a las gradas, porque después de muchos partidos, se cambió el pelotazo aéreo, por caricias a la pecosa. La gente de Osorio hizo más pases y fue más imaginativa.
En el segundo tiempo, Guerra apagó sus reflectores y Nacional quedó a oscuras. Pasó de controlar el partido, a ser reiterativo en faltas, cuando Patriotas le robó el balón. En otras palabras: se relajó, desde los 55’. Fue entonces cuando Camilo Vargas se convirtió en ángel guardián, al salvar dos mano a mano, de Rivas y Martins. Hubo inquietud también por remates del mismo Carlos Rivas y Nelson Henao. Apagada la vela del venezolano, se encendió la del portero verdolaga. Los boyacenses perdían, pero no bajaron los brazos. (En la estadística de toda la confrontación Nacional llegó 7 veces y su oponente 5)
En los últimos 25’ Nacional tuvo 2 apariciones ofensivas, propiciadas por jugadas de Berrío (reemplazo de Manga) desde el flanco derecho. En la primera, Ruiz cabeceó desviado. En la segunda el puntero entró zigzagueando con la pelota y Carreño por rechazar, se equivocó y le sirvió el balón a YULIÁN MEJÍA (un desaparecido en combate hasta ese momento). Mejía eludió al arquero Castillo y selló el 2-0, a tres minutos del final.
Del fútbol exuberante del primer acto, se había pasado a un relax incomprensible. La diversión, se cambió por la inquietud. Si Patriotas no empató cuando llegó a zona de remate, fue por falta de astucia en el área y porque Vargas dijo presente.
Nacional mejora por lapsos y es el nuevo líder del torneo. Dos almohadas para conciliar el sueño. ¿No les parece?