Nadie pensó que el momento del adiós seria tan difícil, el mismo técnico Osorio lo reconoció así, fue el momento más duro de su estadía en Atlético Nacional.
Muchos medios de comunicación, mucha gente en las afueras del estadio, lleno total en la tribuna sur, donde le rindieron homenaje a su labor, donde le cantaron sus canciones, donde le premiaron con un cuadro que hasta dos personas debían cargarlo, por lo grande y lo pesado, donde derramó sus últimas lagrimas, al sentir la demostración de afecto que la hinchada verdolaga le brindaba.
Se fue un grande, un hombre que dejo una huella enorme a su paso por el conjunto verdolaga, aclamado por muchos, criticado por otros, ¿pero que es de la grandeza si no reúne ambas cosas? Osorio tenia las dos a su alrededor y muchas más, por eso se fue por la puerta grande, por la que muy poquitos técnicos en el mundo pueden salir de un equipo.