Nacional protagonizó en Brasil un partido para el olvido. Diluido en el penúltimo pase de ataque, por falta de velocidad. Sin eficacia en los remates al arco de Marcelo.
Estirado entre líneas, cuando Gremio tomaba la iniciativa. Perforado el sector de Bocanegra y con desajustes entre los zagueros centrales.
Pasivo en marca y sin funcionamiento de bandas. Inoperante en la intención de jugar en corto, para cambiar en largo (no tanto por el pase, si no por el control de los receptores).
Perdedor en las dos áreas ( la de defensa y la de ataque) Con Neco Martínez como figura hasta el minuto 17 del segundo tiempo, pero al final resignado porque le rompieron los cristales en tres oportunidades…y con la luz apagada después de segundo gol brasileño ( terminó con ponchazos al área y perdidos sus creativos Edwin y Sherman).
Al frente tuvo a un rival que no se sonrojó cuando tuvo que reventar la pelota en el área propia y que supo manejar los balones a espaldas de la línea que conformaban Berrío, Bernal, Edwin y Sherman, además de servir balonazos detrás de la defensa verdolaga (así llegó el gol de LUÁN en el minuto 29, aunque había posición adelantada y participativa de Riveros).
Nacional que descosió su bloque muy temprano tuvo que soportar después las dianas de RAMIRO (m. 19 del segundo tiempo) y ALAN RUIZ (m. 43 del segundo tiempo).
Cuando Ramiro colocó el 2-0, Nacional no tuvo reacción y fue más lo que intentó embestir que atacar. No hay excusas para la derrota.
Para Nacional fue un déficit no marcar de visitante, como lo es también ajustar 180 minutos con el rumbo embolatado (frente a La Equidad, la brújula estuvo perdida).
Dos jornadas de tonos grises que invitan a la reflexión sobre todo la de la Copa Libertadores de América que es el objetivo del 2014. Aunque alguien podría cantar aquel tango que reza ‘’un tropezón cualquiera da en la vida’’.
Escrito por: Wbeimar Muñoz Ceballos.