FOTOS: COORTESÍA DIMAYOR.
Por: Juan Felipe Velásquez.
Ajustado empate en el Atanasio Girardot entre Atlético Nacional y Once Caldas. 0 a 0 en el marcador final y, curiosamente, abismal diferencia de rendimiento en comparación al partido presenciado hace tres días.
El equipo de Manizales ya había mostrado un interesante planteamiento en el juego por copa que se dio entre semana, pero las disposición estratégica fue diferente, mientras que el verde mantuvo su idea futbolística ambos partidos. Once Caldas pudo corregir sus propios errores, mientras que Nacional cayó en un bucle y fue prisionero de su propia idea. El profesor Corredor demostró que, con análisis y preparación del partido, pudo anular a un Nacional que venía siendo arrollador y lo redujo a pocas opciones de gol y dejó a más de 20,000 hinchas con ganas de ver a su equipo mejorar con respecto al partido anterior.
La idea de Nacional fue la misma, de hecho el equipo sólo tuvo una variante, la de Olivera por Juan David Cabal, pero el resto del equipo fue el mismo. Pese a la contundencia que tuvo Atlético Nacional el miércoles pasado, yo no puedo decir que fue inmensamente superior a su similar de Manizales, aunque el resultado final diga otra cosa. De hecho, creo que la paridad entre un equipo y otro durante los dos partidos jugados en estos tres días se ajusta más a lo visto ayer. Once Caldas es un conjunto bien trabajado que no ha obtenido mejores resultados por tener una nómina corta, pero sus formas son muy correctas y así lo demostró anoche.
Nacional es valiente y siempre va en la búsqueda de la victoria, eso es claro, pero sólo dos ajustes tácticos bastaron para anular al equipo antioqueño:
La primera corrección que hizo el cuerpo técnico del Caldas fue ajustar la zona de presión y, obviamente, la intensidad; en el partido por copa, el Caldas quiso presionar alto y dejó aprovechables espacios a su espalda que fueron explotados por la dinámica de los jugadores de Nacional. Para este partido por liga, el Once fue un equipo mucho más corto que presionó en zona 2, sin necesidad de meterse en los últimos 30 metros del campo, si no que fue más intenso en el ecuador de la cancha y con eso ya mostró una notable mejoría en su rendimiento.
El segundo punto clave fue la presión sobre Andrés Andrade; y es que todos los reflectores siempre van a los jugadores que marcan goles o qué suelen desplegar magia con el balón, pero la importancia de Andrade en su posición de volante mixto es inmensa. El Rifle es notablemente influyente y el Caldas así lo detectó y dispuso una marca estrecha para anularle. Lo consiguió.
Fue así como el conjunto de Manizales logró ser mucho más sólido y mantener su arco en cero, de hecho, redujo a Nacional a poquísimas opciones de gol, ninguna de ellas clara. Ahora bien, en la fase ofensiva no fue tan claro y Nacional si fue muy estable en su rendimiento. Fue así, entonces, que dos equipos que buscaron ganar terminaron por anularse y entregaron un resultado fue aburrido para los ojos del espectador, pero entretenido para el análisis futbolístico.
Dentro de lo estratégico, cabe resaltar lo amalgamado que resulta Nacional en sus movimientos ofensivos, pues el triángulo que se forma en la media cancha con Sebastián Gómez, Andrés Andrade, y Giovanny Moreno es el pilar fundamental de la dinámica y el buen fútbol que muestra Nacional. Estos tres jugadores han sabido distribuirse el campo de una manera casi perfecta y ocupar zonas sin necesidad de solaparse. La movilidad de estos tres volantes es admirable y aquí el reconocimiento es para ellos y para el cuerpo técnico que ha logrado distribuirlos supremamente bien dentro del campo.
Quiero insistir en la necesidad de recuperar a los suplentes de Nacional, pues evidentemente cuando el verde hace cambios no mejora, todo lo contrario, apaga su fútbol. La calidad la tienen pero el nivel no es óptimo y Nacional necesita de sus suplentes para poder encontrar otras variantes y no ser tan predecible.