Por: Juan Felipe Velásquez.
Cómo yo no soy alcahueta, voy a aprovechar la victoria contundente Atlético Nacional por 5 a 0 ante La Equidad para continuar crucificando al equipo. Voy a asumir el riesgo de ser el amargado de la fiesta para continuar pugnando por el bien de Nacional.
Y es que esta victoria, por más contundente y positiva que se presente en el macro análisis, no deja de ser otra cosa que una cachetada al hincha por el contexto de la misma. Ya sabemos que Atlético Nacional le gana a los equipos chicos, de hecho, el otro gran partido de este semestre fue contra Pasto. Sendas victorias contundentes ante dos conjuntos que no pelean nada mas allá del séptimo u octavo puesto de la tabla de posiciones.
A los hinchas de Nacional no nos sirve esto. Los hinchas de Nacional no nos conformamos con ganarle a los equipos NO favoritos al título. Esta hinchada quiere ser protagonista en las grandes gestas y, por diagnósticos previos, ya sabemos que Nacional no compite ante los grandes.
Ahora bien, momento de referirme a las desafortunadas palabras del señor Amaral en rueda de prensa post partido. El técnico fue indagado acerca de la ausencia de Tomás Ángel y Maxi Cantera, pero decidió evadir la pregunta con una actitud bastante cuestionable y grosera.
En su después, el señor Amaral cataloga la pregunta como un “sin sentido”, pues para él se debe hablar de los jugadores que están y el resto sobra.
Pues yo he decidido explicarle a él y a todos los que leen esta columna, porqué la pregunta del colega, Sergio Rios, tiene una validez enorme.
Tomás Ángel, goleador de la institución en categorías inferiores, figura y capitán de selección Colombia sub 20, es uno de los prospectos más valiosos en Suramérica. Pero lo realmente curioso, es que a principios de semestre se conoció el rumor de un supuesto veto para el jugador. Se insinuó que Nacional no estaba de acuerdo con las pretensiones económicas del jugador para su renovación y que se le dio la orden al DT de no convocarlo más. Obviamente, y muy fiel al estilo manipulador adquirido por las actuales directivas, Nacional sacó un comunicado desmintiendo el veto y, acto seguido, Amaral convocó al jugador para un par de partidos y de nuevo lo desapareció.
Quizás el cuerpo técnico haya pensado que esa torpe y efímera solución era suficiente para hacernos olvidar el Aura esclavista y prohibitiva que implementa Nacional con sus jugadores, pero no; no hemos olvidado el caso Ángel y no lo dejaremos pasar por mas tierrita que quieran echarle. Nacional cada semana trae algo nuevo, ya sea en el campo o por fuera de él, pero va de tragedia en tragedia y es nuestra obligación, como hincha o periodista, poner presión para que el equipo retome su rumbo ganador.
Ahora, con Maximiliano Cantera la cuestión es todavía más evidente. El uruguayo llegó como gran refuerzo al Verde Paisa. Nos quisieron hacer creer que Maximiliano era la solución al pobre fútbol de Nacional y, hasta ahora, su aporte es poquísimo. El tipo lleva la mítica 10 en su espalda; una camiseta vestida con honores por Macnelly Torres, Aldo Leao, Cesar Cueto, Giovanny Moreno, entre otros.
Pretende el señor técnico que nos olvidemos del jugador que porta tan sagrada casaca y no le indaguemos por el uruguayo. Pretende que nos hagamos los de la vista gorda ante una contratación tan cuestionada y de pocas luces para los reales intereses del equipo. Pretende, Amaral, quitarle validez a las preguntas que se le hacen cuando son incómodas y solo quiere que le pregunten lo fácil y sencillo de responder.
Eso, señor Amaral, es un verdadero sin sentido.
