Pasaron 10 meses entre el título de campeón de la Copa Libertadores de América y el rompimiento del sueño para repetirlo. Reinaldo Rueda, después de la eliminación de anoche, reconoció que no acertó en la escogencia de los jugadores contratados para reemplazar a las estrellas vendidas, justamente en la temporada en que Nacional tuvo los mayores ingresos económicos de su historia.
Se fueron Borja, Berrío, Guerra, Marlos, Dávidson, Pérez, Copete y Mejía. De los nuevos, encajó Dayro. Aldo, Valencia, Franco, Vásquez y compañía, tienen deudas por saldar. Ese juego de fluidez creativa, amplitud, profundidad y contundencia que llevó al equipo a su gran campaña del 2016, solo muestra ahora fogonazos, que no alcanzaron para un mejor desempeño a nivel internacional, porque otra lectura hay en el torneo doméstico.
Anoche, por ejemplo, el cuadro verdolaga se desempeñó bien entre los minutos 30 y 45, cuando logró llevar la pelota hasta el área brasileña y Bocanegra, Aldo, Ibargüen y Macnelly, estuvieron cerca de la anotación, pero erraron los disparos. En los flancos Rodin encendió la llama frente a Víctor Luis, pero la apagó completamente en el segundo tiempo e Ibargüen no pudo superar los marcajes en su zona. Por dentro no influyeron Arias, Aldo, Nieto y Ruiz. Cayeron los jugadores en la desesperación, más preocupados de discutir con el árbitro peruano Carillo, que de encauzar el juego colectivo.
La palidez ofensiva del visitante. Contrastó con la rapidez, anticipo y gestación de Botafogo. Tanto en el juego combinativo, como en los contraataques, los brasileños fueron superiores y dominadores. En defensa, atravesaron una tractomula en su arco (10 jugadores por detrás de la línea de la pelota), que oscureció el avance verdolaga, carente de disparos en los 45 minutos finales. Los vencedores, más agresivos y veloces, gobernaron con mano firme en las dos áreas.
No ganar un solo punto de visitante y la pérdidas de los dos duelos con Botafogo, acabaron con las posibilidades de avanzar en el certamen continental. Tuvo Nacional la pelota en muchos pasajes, pero no encontró los espacios, lo que impidió hacerle cosquillas a la defensa adversaria, durante 75 minutos.
Confusa en la zona de seguridad, la gente de Rueda sobrevivió por los guantes de Armani, salvador en 6 llegadas con filo de Botafogo. Sin embargo, no pudo evitar el gol de PIMPAO , quien en velocidad superó en el duelo individua a Arias , a los 50’. En el otro lado de la cancha, Nacional sin movilidad suficiente para un juego de continuidad, se enredó en la ofensiva y terminó con más empuje que alegrías.
En la lucha, más que en el premio, está el secreto. Un motivo para volver a comenzar.
No les parece ???
Por: Wbeimar Muñoz Ceballos.