Seis títulos domésticos en tres años, constituyen la impronta de Juan Carlos Osorio, en Atlético Nacional. La tarea inconclusa, ha sido una vuelta olímpica internacional, pero en toda la historia del club verdolaga, no ha habido y difícilmente habrá, otro técnico con ese palmarés.
Si su fútbol ha enamorado o no, es cuestión de gustos. Y todo parece indicar, que el DT concluyó su era, con la eliminación frente a Cali y su viaje a Brasil, para asumir un reto de grandes proporciones : la conducción del Sao Paulo, uno de los clubes con más pergaminos en el mundo. Osorio, dijo que lo resolverá en cuestión de días, pero en los medios paulistas, se da como un hecho.
Palmaseca es un escenario adverso para el ‘’rey de copas’’, con cuatro partidos jugados y todos perdidos. Nacional controló al Cali, incluyendo un penal errado de Preciado (35’) durante más de una hora. La fórmula, era jugar con defensa retrasada ( a la altura de los 16.50), lo que no permitía el espacio, para que los veloces delanteros azucareros, ganaran la espalda de Nájera, Henríquez, Murillo y Farid. Mantuvo el cero, hasta el momento en que se lesionó Farid y entró Valencia. En un parpadeo, la defensa amplió la zona de vigilancia defensiva y se posicionó en forma intermedia. Ya la distancia con el arquero Vargas, no era de menos de 20 metros, sino de 35.
Ardió Troya, a los 64 minutos. Jugada de los 3 ‘’alambres pelados’’ Roa, Murillo y Preciado y nuevo penál, cometido por Camilo Vargas Por primera vez le ganaban la espalda a los zagueros verdolagas. Cobró MIiguel Murillo, el arquero alcanzó a tocar pelota, pero sus manos fueron dobladas por el fortísimo disparo. Un 1-0, que Nacional no pudo igualar, para ir a la definición desde los 11 metros. El control ejercido por el verde en defensa , se derrumbó en un segundo fatal, por cambiar momentáneamente la táctica.
El ataque de Nacional durante los 90 minutos, se limitó a 3 llegadas. En el primer tiempo falló Guerra en el área chica, por falta de control al balón y después Zeballos le pintó un grafitti al travesaño. En el segundo, el cancerbero Hernández, sólo se vió apurado en un centro ‘’shoot’’ de Berrío.
Con el 0-1, el visitante quiso meter en un arco al onceno del Pecoso. Subió todas las legiones a zona enemiga, aún arriesgando a que el Cali en un contraataque, lo pudiera vacunar. Sin embargo, recurrió más a la acción desesperada, que al talento. La zona de generación de fútbol, no tuvo sociedades entre Zeballos y Guerra al principio, ni al final con Yulián y Alcatraz. Atacó por todas las vías, pero no encontró los espacios, para pasar o rematar. La ambición estaba intacta, pero quebrarle líneas al enemigo, resultó una quimera. A la lucha, le faltaron los pinceles de algún artista, o la precisión de algún cobrador de tiros libres. El departamento de ideas, estuvo cerrado, toda la noche y Cali, amenazó con dos ataques peligrosos de Preciado y Murillo.
Atlético Nacional, murió en Palmaseca, pero lo hizo , a la manera de Alejandro Casona en su obra ‘’ Los árboles mueren de pié’’.
A Juan Carlos Osorio, se le vio triste por el resultado, pero en su balance queda un rendimiento general del 61.5% en tres años, que es muy bueno, en cualquier parte del mundo. Las seis celebraciones, serán difíciles de repetir. Quedándose o viajando, ya hizo historia.
Para un entrenador, la historia de su fútbol, es la maestra de la vida y la vida de la memoria. Pensamos que en la atalaya de las tribunas, a pesar de la derrota de ésta noche, resuenan más aplausos que silbidos.
No les parece ???
