“Un cuento de hadas con un final de tragedia” serían las palabras de josé Serra, ministro de relaciones exteriores de Brasil, quien no pudo contener las lagrimas, mientras su voz se quebraba, agradeciendo al pueblo colombiano, las muestras de solidaridad por lo sucedido a Chapecoense.
Tan sólo desde el 2013 estaba el Chapecoense en la serie A del fútbol brasilero y ya se aprestaba a participar en su primera final internacional, tal vez por eso las palabras de José Serra de un cuento de Hadas, con un final infeliz.
El pueblo colombiano se unió para rendir un sentido homenaje a los amigos y hermanos brasileros, ya no eran hinchas de futbol pugnando por una camiseta, ahora la rivalidad se había ido lejos y la hermandad de la pelota había logrado sacar lo mejor de todos, el abrazo silencioso en medio de lagrimas, confirmó algo que desde siempre se ha sabido, el fútbol es sinónimo de amor y de unión a través de un balón.
Por eso ayer quedó sellada una hermandad inmortal, Nacional y Chapecoense, Colombia y Brasil, hermanos por siempre, porque dentro de todo lo malo, siempre habrá una luz que nos muestre el camino, para rescatar las cosas hermosas que nos dejan las malas experiencias.