El análisis de Juan Felipe Velásquez.
Ayer, cuando Atlético Nacional saltó al campo del estadio El Campín, no parecía que estuviéramos en Bogotá. La atmósfera era completamente verdolaga. Fortaleza era local solo en el papel, porque los más de 30.000 hinchas de Nacional que llenaron las graderías, pese a la lluvia y el frío bogotano, convirtieron el estadio en una sucursal del Atanasio Girardot.
Es imposible no mencionar lo que significa esta hinchada. A Nacional y su gente no les puedes dar chance, porque te llenan cualquier estadio, te hacen sentir visitante en tu propia casa y no paran de cantar ni un minuto. No es casualidad que seamos la hinchada más popular de Colombia, y lo demostramos una vez más en El Campín, donde más parecía que estábamos jugando en Medellín. Es impresionante cómo nuestra afición sigue al equipo a todos lados, y ayer no fue la excepción.
El partido empezó de la mejor manera. Andrés Román, en su ciudad natal, arrancó por la banda derecha, esa banda que domina junto a Marino Hinestroza. Entre los dos forman el tándem más punzante del fútbol colombiano. Son rápidos, habilidosos, inteligentes, y se entienden a la perfección. Fue Román quien metió un centro perfecto al segundo palo, donde apareció Kevin Viveros, un delantero que ha tenido que esperar mucho tiempo para su oportunidad. Y vaya que la está aprovechando. Viveros empujó el balón al fondo de la red, y el grito de gol fue un estruendo. Nacional se ponía arriba, y parecía que íbamos a arrollar a Fortaleza.
Pero el fútbol no es tan sencillo. Fortaleza, un equipo joven y bien trabajado, reaccionó. Tomaron la pelota, nos metieron en nuestro campo, y ahí es donde apareció la figura de la noche: David Ospina. Sé que muchos hinchas habían estado preocupados por el estado físico de nuestro ídolo, porque desde su regreso no había logrado brillar como esperábamos. Entre las lesiones y algunas actuaciones discretas, parecía que el Rey David que conocíamos estaba lejos de su mejor nivel. Pero ayer fue diferente. Ayer, Ospina volvió a ser el muro infranqueable que todos queremos ver.
David fue clave para mantenernos en el juego. Fortaleza nos bombardeó, remataron 11 veces, y cada vez que parecían estar cerca del empate, ahí estaba Ospina, firme, seguro, atajando lo que le lanzaban. Fue impresionante ver cómo volvió a transmitir esa seguridad bajo los tres palos, cómo organizaba la defensa y cómo, cuando todo indicaba que caeríamos, se erigió como la figura que necesitábamos. Ayer, Ospina fue nuestro Rey David, ese portero que ha levantado títulos con Nacional, que ha sido ídolo en Europa, y que, pese a las dificultades físicas, sigue siendo el líder natural de este equipo.
La expulsión de Álvaro Angulo al final del primer tiempo complicó aún más las cosas. El VAR intervino y el codazo fue claro, doble amarilla y a las duchas. Desde ahí, todo parecía cuesta arriba. Nacional quedó con 10 hombres, y Fortaleza no dejó de atacar. Tuvieron el 72% de la posesión, consolidaron 486 pases, casi triplicando los nuestros, pero el coraje y la resiliencia de este equipo se hicieron sentir. A pesar de que apenas tuvimos el 28% de la posesión, logramos mantener el marcador a nuestro favor, y mucho de ese mérito es de Ospina. El reconocimiento a figura del partido es más que merecido, y estoy seguro de que para la hinchada verdolaga fue un alivio verlo en ese nivel. Su actuación de ayer nos hace soñar con lo que puede venir en lo que queda del torneo.
No quiero dejar de mencionar a Kevin Viveros. El destino le ha dado una nueva oportunidad, y él la está aprovechando al máximo. Durante mucho tiempo estuvo relegado por la confianza que el profe Juárez tenía en Alfredo Morelos, pero lo cierto es que Morelos ha destruido la confianza que todos teníamos en él, mientras que Viveros sigue y sigue haciendo goles. Así se encaran las oportunidades que te da el fútbol, con esfuerzo y determinación. Bien por él.
Y no puedo olvidarme de Sebastián Guzmán. Cada partido que pasa me gusta más. Es un volante completo, con visión de juego, capaz de recuperar balones, hacer coberturas inteligentes y organizar el equipo desde el centro del campo. La NO convocatoria temporal (4 fechas consecutivas) de Jorman Campuzano le abrió la puerta, y Guzmán la ha aprovechado. Hoy es, sin duda, el volante de primera línea que Nacional necesitaba.
Ayer Nacional demostró que tiene coraje. Ganar con 10 hombres en un partido tan difícil como el de Fortaleza no es fácil, y lo hicimos. Nos llevamos los tres puntos, y aunque las estadísticas no estén a nuestro favor, la verdad es que lo más importante es la victoria y el virtual aseguramiento de nuestro cupo en la liguilla de fin de año. Ayer lo demostramos en Bogotá, pero se sintió como si estuviéramos en Medellín. Y eso, queridos hinchas, es lo que hace grande a Nacional.