FOTO: ATLÉTICO NACIONAL OFICIAL.
“Atlético Nacional lamenta el fallecimiento de Humberto “Turrón” Álvarez, ídolo y eterno campeón Verdolaga quien por 12 años defendió los colores verde y blanco, donde el talento y el amor por nuestra institución fue el legado que plasmó en la historia nacionalista”…
Así se pronunció Atlético Nacional lamentando la muerte de Humberto “Turron” Álvarez y lógicamente los principales medios deportivos de todo el país lamentaron el doloroso hecho que enluta a toda la hinchada verdolaga de Colombia.
Como un homenaje al GRA/N “Turrón” Álvarez, les transcribimos de nuevo la excelente columna escrita por Andrés “Pote” Rios y publicada por nosotros hace nueve meses:
La columna del “Pote”: Unas horas con el “Turrón” Álvarez
Por: Andrés ‘Pote’ Ríos
Dicen que Humberto “Turrón” Álvarez siempre ha sido un hombre de un carácter fuerte, serio e
impecable en su proceder. Eso mismo lo confirman su esposa Ángela y su hija Beatriz. Apenas
entré a la casa del “Turrón”, ubicada en el barrio Campo Amor, nos recibió con gran amabilidad su
hija Beatriz, nos invitó a seguir y de inmediato en la sala se ve una foto grande y llena de vida de la
nómina verdolaga campeona de 1954. Se respira orgullo.
Este mítico jugador que ya ronda los 89 años, es el primer gran ídolo de la historia de Atlético
Nacional. Anotó con la casaca verdolaga 96 goles y si no estoy mal es el tercer goleador histórico
del club. Pero hay cosas que transcienden en lo que significa “Turrón”. Gracias a él, y no es
exageración, existe el club. La historia indica que en 1958 el club estaba muy mal económicamente
y Álvarez lideró una iniciativa de “natilleras” para recolectar plata, y así evitar que Nacional
desapareciera. En pocas palabras, muchos no lo saben, otros olvidan, pero el legado de este
hombre es enorme en la historia verdolaga.
Y la cosa no solo se quedaba ahí. Se vivía en Colombia la época de “El Dorado” y “Turrón” fue el
mejor jugador colombiano de la década del 50. Jugó, obviamente, en Nacional, pasó por el Cali y
terminó su carrera en el Medellín. Y pudo ser más ya que tuvo ofertas formales del Bologna de
Italia y de clubes de España y de Perú.
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Volvamos a la casa de “Turrón”. Allá fuimos con los muchachos de la barra de norte Pueblo
Verdolaga. Ellos han asumido el amor por este ídolo como parte de su filosofía y, literalmente,
viven pendientes de él, lo acompañan en sus cumpleaños, lo visitan y tienen en la tribuna un trapo
en su honor. De igual forma fuimos como parte de los proyectos de La Tertulia Verdolaga, la idea
era homenajearlo.
Apareció “Turrón”. Camina por sus propios medios y a pesar de no estar muy lúcido a nivel de
memoria, conversa, entiende y, lo mejor de todo, durante la charla nos regaló siempre una bella
sonrisa. Debo confesar que pensé que estaba peor. Pero no, “Turrón” vive tranquilo con su esposa
que tiene 83 años y está entera. Por el velan su hija y un nieto que es el “ángel de la guarda” en la
vida de estos dos tatarabuelos octogenarios.
me cuenta que era un jugador que le pegaba muy bien con ambas piernas. A veces no
sigue bien la conversación, pero se ríe y tiene una apacible mirada. La mirada de haber tenido una
bella vida y tener la grandeza vivida.
Luego nos invitan a un sitio sagrado en ese hogar. Es un sector de la casa en donde las paredes
están adornadas con documentos incunables sobre la vida futbolística de este ídolo. Tienen por
ejemplo los telegramas originales que llegaron de Italia preguntando por su posible contratación.
Tienen portadas originales de periódicos de la época, y unas fotos que suman más de sesenta años y están en muy buen estado.
Es un pequeño museo que debería de estar en un gran museo del club.
Como en toda casa antioqueña que se basa en la educación y humildad, todo está muy
organizado, nos ofrecieron de todo y se respira amor y respeto.
“Turrón” no nos negó nada, ni una foto, ni una pregunta, nada de nada. Su seriedad no hizo parte
de la visita. Es un viejo adorado que se sigue gozando la vida al son de una buena arepa, quesito y
chocolate.
Al final le di un abrazo con delicadeza, le dije que: ¡Gracias por tanto! Y quería darle un beso en la
frente como símbolo de respeto. Sentí su vitalidad, su historia, su grandeza como humano.
Humberto “Turrón” Álvarez está en el ocaso de su vida y merece una mayor atención por parte de
nuestro club. No solo un homenaje en el Día del Hincha, merece una visita, merece todo. Es una
leyenda, una leyenda eterna.
Los invitamos a ver y/o repetir (vale la pena) la excelente crónica que le hizo Andrés “Pote” Rios y que fue publicada en el canal de YouTube de la Tertulia Verdolaga, en homenaje al GRA/N “Turrón” Álvarez (QEPD)…