FOTOS: CORTESÍA DIMAYOR.
Por: Juan Felipe Velásquez.
Hacía rato que no pasaba, pero ayer se dio; Nacional ganó como visitante en la difícil ciudad de Barranquilla, cosa que no se daba desde el 2015.
Honestamente, un partido con inicio dudoso. El Verde dejaba dudas desde la alineación titular, pues ante los problemas físicos de Jarlan, Perea y Candelo, se sumaba la suplencia de Gómez y Andrade. Rotación de plantilla necesaria luego del extenuante enfrentamiento ante Santa Fe a mitad de semana. Desafortunadamente, las dudas se convirtieron en hechos y Nacional fue arroyado por Junior en los 30 minutos iniciales del partido. El equipo de la arenosa fue intenso en zona 2, fue rápido por banda y copó el área del visitante con muchos jugadores; el desenlace no podía ser otro que el 1-0 a favor del tiburón y ahora pasaba la responsabilidad a Nacional, la presión, la necesidad.
Debo admitir que sentía que Nacional tenía una deuda pendiente y es mostrar temple y buen fútbol cuando se encontraba en condiciones adversas, pero ayer cumplió con creces. Con una genialidad de Baldomero Perlaza que escapa a una presión asfixiante con una ruleta, Nacional encuentra el empate y a partir de ahí, el partido fue todo para Nacional.
¿Fútbol? Poco. Ambos bandos se desarrollaron en un terreno físico y no técnico y en ese terreno perdió Junior, Nacional fue muy superior y terminó obteniendo 3 puntos en una difícil plaza.
Párrafo aparte para Sebastián Gómez. El volante se ha convertido en pieza clave, indispensable, necesaria en el andamiaje de Nacional. Cuando Gómez se junta con Perlaza, Nacional es un engranaje a punto, preciso, coordinado, trabajador, inagotable.
28 puntos de 30 posibles, en semis de Copa, líderes absolutos, equipo más goleador, pero sobre todo, confiable. Nacional ilusiona más que nunca.