La ilusión de Nacional en el Mundial de Clubes en Japón. terminó como un cristal roto en mil pedazos. De un primer tiempo exuberante en llegadas, que no supo definir, pasó en el segundo a estrellarse contra el muro nipón del Kashima y a lamerse las heridas causadas por el destrozo del arco de Armani.
Todo un ramillete de oportunidades en la caseta del arquero Togahata, terminaron en el vacío. Dos tiros en los palos de Mosquera, una incursión de Berrío rechazada en la raya de gol, tres intervenciones geniales del cancerbero nipón ante Mateus y Berrío (2) y 3 remates de Mateus que pasaron cerca, constituyeron el balance ofensivo de los 45’iniciales. Mucho esfuerzo y cero réditos.
Los anfitriones con una defensa de ayudas oportunas y rápidas, lograron mantener el cero. Después de los robos de pelota, ejercieron de potros salvajes desbocados en una llanura, pasando la zona de contención de Nacional a la velocidad del sonido, obligando a Armani a dos achiques y una estirada, para evitar la caída y remataron hacia afuera dos veces.
La Fifa experimentó la ayuda tecnológica y el árbitro húngaro Kassai recurrió al video, comprobando que en una acción en el área Berrío puso una zancadilla a un jugador japonés y decretó penal, que cobrado por DOI culminó en el 1-0 a los 32’.
Nacional en ese segmento quedó en deuda con sus hombres de avanzada en el ataque al balón y a los espacios y con la movilidad para zafarse de los marcajes pegajosos. Esta fue la razón principal para que el visitante llegara muy forzado y no tuviese claridad a la hora del remate. De nada sirvieron la superioridad de Nacional en la posesión de la pelota (61 por 39%) y sus mayores oportunidades de anotar ( 9 por 5 del rival).
Otra clave del partido en el primer segmento estuvo en las numerosas anticipaciones en el juego por parte del Kashima y en sus reiterados cortes a las líneas de pase del adversario. Marcajes agobiantes, que llevaron a los verdolagas al juego apurado y sin pausas, que se tradujo en la falta de aciertos en los disparos.
El el segundo tiempo, la gente de Rueda salió a jugarse la vida. Mataba o terminaba de morir . Le dió vía libre a Bocanegra y Farid, para funcionar como laterales de luces largas, arriesgando a ceder los flancos en las réplicas de la gente de Ishi. Ingresó a Guerra, como posible socio de Macnelli y reemplazó a Mosquera con Dájome.
Aumentó la tenencia, pero como una paradoja , su invasión total del territorio enemigo, no dio frutos, porque los orientales ejercieron un magisterio defensivo a ultranza. Redujeron el espacio a su mínima expresión, se multiplicaron en los doblajes de costado y solo permitieron en esos 45’una aparición de Borja que controló Togahata. El resto fue lucha del equipo colombiano y manejo de los tiempos por parte del equipo japonés, que supo hasta cuándo esperar y cuándo ir por la presa.
82’. Primera salida a la aventura del Kashima en el segundo tiempo. En un centro al área, Armani trató de rechazar con el pié y terminó dándole una patada a la noche. Su error lo capitalizó ENDO para el 2-0, con un taquito para el recuerdo. A los 85’’ SUSUKI aumentó los cánticos de la tribuna local con el 3-0. Fue K.O, para Nacional en el contragolpe. El onceno suramericano jugó en ese segmento sin pausas y acabó confundido y sin rematar a puerta, porque lo encadenó la telaraña del adversario.
Nacional luchó por llegar al cielo y terminó conociendo los círculos infernales de Dante en su “Divina Comedia”,
No les parece ???
Por : Wbeimar Muñoz Ceballos.