Foto: CARLOS CAPELLA/CEET
Por: Andrés “Pote” Rios
Este Atlético Nacional nos da momentos en este semestre para todos los gustos. Llámelo ser un día uno y a los pocos días otro, llámelo inestabilidad, llámelo construcción y dentro de ese proceso tener días buenos, regulares y malos. Eso sí, pido que los cimientos que se están construyendo estén sólidos y no pegados de terrones de azúcar.
Ante Junior, vimos otra mutación de Nacional. Un equipo que inició su participación en el cuadrangular B en el Metropolitano ante la ya -por novena vez- reconocida “magia” peli blanca del inacabable Julio Comesaña. Es un caso único, es un equipo digno de su macondiano folclore: solo funciona bien y mejora, con un solo entrenador en la faz de la tierra. Y saco de la lista al “Zurdo” López (mítico defensor central verdolaga, para los que no lo recuerdan o saben), quien ya hace uso de buen retiro.
Y es así como desde la tribuna del estadio y desde las tribunas de las redes sociales, se oyen pedidos válidos que claman porque Nacional cambie su estilo de juego, porque varíe su módulo táctico del ya tradicional 4-2-3-1 a otro como el 4-2-2-2, o, el que se le pase por la cabeza. Decimos que los equipos ya le tienen el juego calcado a Nacional con los extremos y el salir jugando desde su propio campo con el balón al piso. Decimos que ya nos conocen y que necesitamos otras alternativas. Y sí, estoy de acuerdo. El fútbol es dinámica, administrar tiempos, velocidades, interpretar con una buena “caja de cambios” los momentos del juego. Todo lo anterior, válido.
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Pero resulta que el equipo lo hace y tampoco nos gusta. En aras de discusión, el empate contra Junior no está diseñado para la retina del gusto del hincha verdolaga. Acá los preceptos del ADN dieron un giro hacia otro lado. Acá no se jugó bonito, no se impuso posesión, no se sometió al rival, no se le escondió el balón, no se le generaron opciones, no se hizo gol, no se ganó. Toda la razón, para nuestra retina que está acostumbrada a eso, el juego lleva al argumento de decir que todo es horrible, que seguimos peor y que se vayan todos. Eso dentro de ese plano. Pero hay otro…
Y ese otro va dentro del marco de la coyuntura, es decir, los lesionados (Rovira,Gómez, Lucumí, Candelo), la ausencia de los que están en sub 20 de Colombia, y, el continuar el camino – ya filosofía Autuori- de darle la oportunidad a los juveniles. Así que el plano lleva a tratar de jugarle a un rival que presionó, cortó todas las líneas ofensivas de Nacional y le quitó el balón, con lo que había, con las herramientas que se tenían el equipo verde jugó por lo práctico en vez de hacerlo para la retina. Montar el bus, jugar con líneas cortas cerca al área, responsabilizar del aguante del juego del rival a seis elementos precisos: Cuadrado, Helibelton, Bocanegra, Alexis, Machado, Perea, fue el camino. Ellos sostuvieron el andamiaje bajo el mando de dos próceres que se jugaron un partido enorme: el capitán y el número 2. Partidazo de ambos.
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¿Pecado enorme en Nacional? La mala entrega del balón, la desconexión casi completa de las sociedades de ataque, Vladimir en esta fase fue el de mayor voluntad. Les faltó más a Cepellini, Jean Lucas, Aldo (jugó más en la fase que planteó el partido defensivo) y Barcos, este último, al parecer terminó en una pierna.
¿Acierto? El aguantar el partido. Y en eso no podemos ser tan faltos de criterio de creer que por que el comentarista Carlos A Vélez dijo que “parecíamos un equipo chico” por jugar así, esa es la verdad. No. Jugar con base en la defensa es una virtud y muchos han salidos campeones así (Grecia en la Eurocopa de 2004, el Inter de Mourinho, Caldas del profe Montoya y otros), el equipo apeló a eso y lo sacó adelante. Trató de encontrar algo en ataque y en eso fracasó. Pero Nacional demostró que también puede montar un bus o un doble bus, darle la pelota al rival para que se enredara con ella y sacar un empate valioso. ¿Es que acaso Junior fue un huracán de opciones de gol? No. Su primer remate a puerta fue un cabezazo al filo del segundo tiempo, tuvo una o dos más por ahí y ya. Del resto, control defensivo en cabeza de los capos Henríquez y Bocanegra.
Si, no llena la retina. Si, no es agradable sufrir. Pero estamos encontrando otros caminos ante las circunstancias. Este empate, tuvo carácter y berraquera. Es valioso, no una tragedia.