Foto: ATLÉTICO NACIONAL OFICIAL.
Por: Andrés ‘Pote’ Ríos
Viví en Bogotá mi vida escolar y mi carrera universitaria, sé a la perfección lo que significa ser hincha de Atlético Nacional en la capital, el vivir las buenas y las malas al son de la celebración y la mofa de las otras hinchadas. Sé lo que es saber que el equipo va a jugar en Bogotá y la ansiedad, la alegría y toda la logística que conlleva el querer ir al estadio El Campín para volver a sentir en vivo al equipo de los amores, al que se ama a la distancia. La verdad, luego de los juegos contra Equidad y Santa Fe, a todo Atlético Nacional le debería dar pena y vergüenza con esa hinchada verdolaga capitalina que cumplió, apoyó y el equipo le quedó en deuda.
Dos partidos malos del equipo. Mal planteados, mal jugados y mal interpretados. Y no es de destruir, acá dejemos también las prevenciones y los mimos, y dentro del marco del respeto es muy válido decir que no se juega bien, que no hay eficiencia y menos aún eficacia, y que la toma de decisiones, en este tour por Bogotá, estuvo del lado incorrecto por parte del cuerpo técnico y de los jugadores.
Juan Carlos Osorio, repito, me ha enseñado muchas cosas, en su primer paso me dio una lección de vida y de paciencia. Lo respeto, lo sigo apoyando y parte de ese apoyo y respeto es también decir lo que está haciendo mal. No es un ser de luz, un intocable o non plus ultra, no, es un humano con tantos aciertos como defectos. Y acá, amigos lectores, en Nacional, venimos de unas rachas desesperanzadoras que tienen nuestro nivel de tolerancia en puntos mínimos. Y sí, válido que estamos con muchos jugadores nuevos, con cuerpo técnico nuevo, con filosofía de trabajo nueva, que estamos en construcción y dentro de esa construcción hay días malos, sí, válido, pero también hay formas y dentro de esas formas está el ver que se suban más escalones de los que se deben bajar. Y en Bogotá fue más lo que se retrocedió.
Rotar es Osorio. Innovar es Osorio. Tener un discurso “científico” de este deporte, es sello Osorio. Y eso nos dio gloria, pero bien lo decían las abuelas: “bueno es culantro, pero no tanto”. Nota uno que la idea de juego, la que tanto y de buena forma quiere el profe y buscar darle prioridad por encima de los nombres, está diluida o, mejor, ante Equidad y Santa Fe, no se lleva a cabo bien, se hace mal.
Se sale mal desde atrás, el rival presiona en nuestra zona y nos bloquea, el equipo ataca con mucha gente, pero no muestra soltura en el último tercio, en la zona del rival en donde hay que ser incisivo, no aniquilamos, no sometemos y, cuando perdemos el balón, nos cogen muy mal parados atrás. Y yo no tengo una multiplicidad de cursos de técnico o soy un erudito del tema, pero con lo poco que jugué y he visto de este deporte, tengo claro que un equipo de fútbol debe tener equilibrio, ataque-defensa, una relación que busca la felicidad en su balance…
Y al no jugar bien en Bogotá, con alegría y soltura, con disfrute por el juego mismo y su estilo, se suma el bajo nivel de varios jugadores como Henríquez, Mafla, Tino Costa, Barcos, entre otros.
Unos porque están en otros puestos, otros porque vienen de una lesión y no tienen ritmo, otros porque andan mal, pero hay una cosa que afloró, para mal, contra Santa Fe, y es la actitud, y eso, eso jamás se negocia. Lo de Santa Fe tuvo tintes de papelón a pesar de la clasificación. Hubo desidia, falta de gónadas y eso no se negocia. La actitud no se rota.
¿Lo mejor? La hinchada que estuvo en las gradas del Campín. Esa no falló y qué pena con ellos porque el equipo no le correspondió.