Por: Juan Felipe Velásquez.
Hace varios partidos vengo notando que Atlético Nacional modelo 2023 es un equipo que baila al ritmo que elija el rival. Es curioso, pero parece que El Verde no termina de ser un equipo propositivo y siempre asume la condición de reactivo.
Repasando los partido de Nacional durante este año, llegué a dos conclusiones preocupantes:
- No hay más allá de 3 partidos buenos. De todos los compromisos que Nacional jugó este año, solo es completamente rescatable unos cuantos pocos de ellos. Son muy pocas las presentaciones convincentes y que dejaron satisfechos a los aficionados. Son muy pocos los partidos que se vio equipo en todas las fases del juego.
- Nacional se equipará al nivel de su rival. Y este es el punto que más me llama la atención porque pareciera que el verde puede competirle a cualquier equipo del mundo, pero no es capaz de superar a su rival.
Lo curioso de todo esto es que así como Nacional nunca es capaz de someter y dominar, en ningún momento se ve superado. Nacional se exige lo justo para igualar las condiciones competitivas de quien tiene al frente, pero luego le cuesta aumentar su propio nivel para poder ser dominante.
Honestamente, siento que es debido a la falta de un plan de ataque complejo. El sistema defensivo funciona y es completo, pero luego Nacional se limita a contragolpear. Y resulta que la mayoría de los equipos que enfrentan al conjunto antioqueño saben que al equipo le faltan argumentos para romper un bloque bajón defensivo. En otras palabras, no es capaz de superar al rival cuando sede el balón y lo espera en propio campo.
Nacional se convirtió en un equipo que juega a lo que quiera jugar el rival y que necesita de espacios amplios en la cancha para jugar.
Un equipo grande, protagonista y que aspira a títulos importantes, debería lograr superar la frustración de la competencia física y llevar a su rival a jugar incómodo, sometido, dominado.