Por. : Wbeimar Muñoz Ceballos.
A los 21 minutos de juego, Bernal levantó un centro desde la derecha, hacia el segundo sector del área del Medellín. Entre Alcatraz y Mosquera, no cortaron la línea de pase abierta por LUIS C. RUIZ y éste de cabeza infló la red, con la complicidad del arquero Bejarano, quien no hizo nada por el balón y en reacción tardía le mandó un manotazo al viento. Esa diana, desequilibró el clásico montañero. El DIM en su reacción tardía del minuto 75 al 90, estuvo cerca del empate en un tiro de esquina, pelota peinada por Morelos en el primer palo y aterrizaje en el vertical opuesto, de Cano y la Goma, quienes estiraron en vano sus piernas.
El balance del primer tiempo fue más equilibrado, pero el de los 90, mostró a Nacional con mejores argumentos, a la hora de los remates. El rojo salió con una presión alta y asfixiante, para inducir al error del rival, pero con el paso del tiempo, terminó con marcaciones individuales y lentas, que le fueron abriendo espacios al vencedor. No fue la gran noche de Córdoba (blando en recuperación y nublado en juego) y cuando entró en su reemplazo Restrepo, la dinámica del rojo apuró a Nacional, pero apenas faltaban 18 minutos para el pitazo final. Los creativos y encargados de las transiciones defensa-ataque: Marrugo y Hernández, no tuvieron mucha presencia y tampoco habilidad a la ofensiva. Ese primer segmento mostró a los verdes, empeñados en un juego largo y por elevación, que culminó con el 1-0, mientras el DIM con poca movilidad y desmarcaciones, no tomó ritmo y apeló más al corazón que al manejo de la pelota. No obstante se las arregló, con mucha valentía, para inquietar 3 veces a Armani. (Nacional de 4 aproximaciones aprovechó una y eso bastó).
En el segundo acto Nacional le fue comiendo metros a la defensa del DIM. A Bejarano lo exigieron Ruiz, Sherman y Bocanegra (disparo en el palo). Desde la media distancia Cardona quiso sorprender y la defensa rival estuvo cerca de sacar bandera blanca. El rojo perdía, pero se declaró en rebeldía contra el imperio. Lanzó tarde sus batallones, hacia territorio enemigo (el primer disparo lo probó en el minuto 80) e intentó situar balones a la espalda de los centrales verdes, pero los movimientos de ruptura no fueron eficaces. La cultura roja del esfuerzo, no tuvo retribución, puesto que durante gran lapso del compromiso se mostró pasivo y bonachón, sin reeditar su fútbol de otras tardes. Nacional, con mayor intensidad, velocidad, asociaciones y llegadas, había dejado una huella mayor de merecimientos.
Para Nacional, el reencuentro con la victoria, fue aire refrescante. La derrota del Medellín, se convirtió en una espina de martirios.
El vencedor quedó con aromas de primavera y el perdedor se retiró alicaído, como si fuera una hoja de otoño.