Al comienzo del partido Millonarios sorprendió a Nacional con una estructura de bloques de presión atrás y adelante, que solo le permitió avances hasta la mitad de la cancha. Lo alejó del arco de Vikonis, se desplegó bien después de la recuperación de la pelota y le llegó dos veces con mucho filo a través de Robayo y Agudelo, quienes obligaron a Camilo Vargas a jugarse la vida en sendos achiques. En la choza embajadora apenas se asomó Chará, sobre el final de ese acto. El trámite del primer tiempo favoreció a la visita, que movió líneas en zonas cortas, tanto vertical como horizontalmente.
Millonarios clausuró las orillas y obligó a los verdolagas a transitar por los pasillos interiores y el eje longitudinal del campo, donde se sintieron impotentes. El visitante fue agresivo, incansable y más intenso que su adversario, por lo que la gente de Reinaldo dejó una materia aplazada : la llegada al área de finalización, en un período falto de sociedades y volumen de juego, mostrando así más precauciones que explosión ofensiva. La maquinaria verde no tuvo engrase, porque sin generación de fútbol, ni movilidad, no hay funcionamiento.
Millonarios era superior en los repliegues y en los despliegues colectivos, en los que atacó mejor. Macnelli y Bernal no le daban compañía a Chará, un volante generoso en el esfuerzo. No quebraban Alcatraz, Copete, ni Farid. En resumen, Nacional estuvo encadenado y Millonarios con circulación a uno o dos toques , rondó más en la frontera del gol.
Ocurrieron dos hechos en el segundo tiempo : los embajadores pagaron tributo a su gran despliegue físico de los 45’ iniciales y se fueron estirando a lo largo y a lo ancho, por lo que perdieron su fútbol presionante. Y los anfitriones fueron creciendo desde el vamos, cuando gracias a la apertura de las bandas, obtuvo mayores espacios por el centro. A los 4’ Vikonis tuvo que estirarse cuan largo es , en dos rompimientos de Copete y Jefferson. El arco de Camilo Vargas se convirtió en lejanía para la visita y Nacional se apoderó de la pelota, por mayores movilidad, velocidad, toque y asociación. Chará, Jéfferson y Marlos, estuvieron a un dedo del gol, pero Vikonis convertido en gato con guayos y Robayo rechazando en la raya , ahogaron la vocinglería de 37602 gargantas.
JEFFERSON DUQUE, el goleador del torneo con 14 dianas, preparó el tanto toda la noche con un movimiento muy interesante : buscó siempre la espalda de Osvaldo Henríquez cuando la pelota se movió por la derecha y de Cadavid cuando provenía de la izquierda. Hasta que a los 87’ en un servicio de Farid, sacó sapos y culebras de las piolas ( justamente a espalda de Cadavid). Trepidaron las gradas de cemento y la vida se convirtió en primavera. Los ingresos de Marlos y Sebastián, rindieron frutos.
Reinaldo Rueda ha obtenido 22 de los últimos 24 puntos. Su onceno superó todos los récords de Quintabani y Osorio e igualó con 42 unidades la marca que traía América de Cali, en 18 jornadas de torneos todos contra todos. Además dejó a Millonarios al borde del abismo, puesto que con 25 puntos será difícil que clasifique entre los ocho de Colombia.
Ganó Nacional por su combatividad y juego del segundo período, cuando atacó con todas sus tropas de asalto, por aire, mar y tierra. El batacazo verdolaga dejó K.O. al millonario, que desde ésta noche hace cálculos y cuenta ovejitas.