Por: Juan Felipe Velásquez.
Ya que no hay absolutamente nada positivo para resaltar de Atlético Nacional y su presentación de anoche en el Atanasio Girardot, entonces me daré la licencia de empezar esta editorial con una felicitación para Alberto Gamero. El entrenador ha sabido cómo someter al equipo paisa con Tolima y una propuesta reactiva, pero también con Millonarios y un fútbol propositivo. El técnico samario es, hoy por hoy, el mejor en su rubro aquí en Colombia y, aunque los resultados finales no lo acompañen, anoche nos dejó un recital de fútbol superando a Nacional de principio a fin (una vez más).
El real problema de Alberto es haber elegido un proyecto comandado por dirigentes que no tienen la misma ambición de campeonar que él; dirigentes que pretenden ganar ligas con minucias, malos manejos y decisiones erráticas en lo dirigencial. Es ahí donde el proyecto de Millonarios y Nacional encuentran puntos en común. Nacional cada vez se parece más a Millonarios Justo por aquellas lastimosas y auto destructivas decisiones que ejecutan sus juntas directivas. El Verde supo, en algún momento, cómo ser campeón de América, pero hoy no logra hilar dos semanas de tranquilidad. Cuando parecía que el título 17 iba a ser agua fresca para un equipo moribundo de sed, resultó ser una estocada letal. Cuando un equipo no tiene un norte definido, no tiene claro para donde va como Nacional, los tesoros que aparecen en el camino terminan por desviar la atención de lo importante y se convierten en manás efímeros que hieren de muerte.
No quiero caer en la injusticia de crucificar a un grupo de jugadores que gracias a ellos, y solo a ellos, pudimos celebrar un título ansiado. La responsabilidad trasciende y hay que apuntar a los verdaderos culpables de la escandalosa derrota. Hernán Darío Herrera hace lo que puede con lo que tiene. Un ídolo de las entrañas del club que se le ha puesto a apagar un incendio; una tarea titánica que se escapa de sus habilidades y conocimientos. El Arriero es un magnífico profesional, pero evidentemente lo supera el contexto y, aunque campeón, todos sabemos que la tarea lo supera. Herrera ya aportó lo que tenía que aportar. Dio su máximo, su 100% cuando se le pidió. Es suficiente y loable. Nacional necesita fútbol y él no es el indicado para aportarlo.
1 punto de 9 posibles es el panorama terrorífico del actual campeón. Superado ampliamente por Junior y por Millonarios, la hinchada se cuestiona y se impacienta. A todos nos dolió casi de manera personal e irreparable el irrespeto con Gio Moreno y si no renovación, pero esto es Nacional y la vida sigue, la institución permanece por encima de los nombres. La hinchada lo entiende y por eso el equipo cuenta con más de 20.000 abonados semestre tras semestre (dicho sea de paso, hito que ningún otro equipo en Colombia puede contar), pero ¿Cuándo van a entenderlo el resto de actores de la institución? ¿Cuándo volverán a dar la talla y estar a la altura de la grandeza de Nacional y su gente?
Hoy me inclino a pensar que los bailes futbolísticos, tácticos y estratégicos que hemos sufrido en los dos últimos partidos están en tendencia de repetirse pronto ante equipos que se han preparado mejor, reforzado mejor, que entrenan mejor y que panifican mejor. Eso si, en este país no hay mejor hinchada que la de Nacional y al ser nosotros los únicos que estamos conscientes de lo que esta institución significa, nuestra voz de inconformidad debe hacerse sentir tan potente que, por fin, logre enderezar el torcido camino por el que vaga el equipo.