Cuando a Nacional le sonó el despertador, en el estadio Plazas Alcid, ya perdía 0-1.
Apenas iban 3 minutos del primer tiempo y los opitas con una presión asfixiante y avanzada y con una velocidad de mil demonios, sorprendieron con un tanto del goleador Juan Fernando Caicedo, Copando todo el territorio verde, los locales recuperaron un balón en tres cuartos de cancha y en una triangulación perfecta, Blanco habilitó a Hechalar y el argentino alargó el balón a espaldas de Henríquez, tan pronto Caicedo, se mandó raudo con una desmarcación de ruptura. Derechazo que dejó a Bonilla, con ganas de que se lo tragara la tierra.
Los 25 minutos iniciales mostraron al Huila veloz, intenso, agresivo y ganador de los duelos individuales por anticipación. Nacional, no se derrumbó sicológicamente y dio la pelea. Guazá estrelló el balón en un poste verde y Arias correspondió la cortesía con la pelota rebotando en uno de los palos del otro lado. Los visitantes trataron de ensanchar los pulmones, con el marcador en contra, pero se encontraron con muchos inconvenientes : en los últimos 20 minutos del primer acto, el local se cobijó atrás, para jugar de contragolpe.
Los desdoblamientos de la gente del Pecoso Castro, eran asombrosos. Desplegaban sus ataques en 4 segundos y se replegaban, una vez perdida la pelota, también en 4 segundos. Con marcaciones individuales en zona y sin perder ninguna referencia, Huila le cerró los caminos de penetración a Nacional. El verde envió zarpazos, pero no pudo levantar vuelo. Sherman se hizo líder en el medio, pero se exageró en la conducción del balón. Los remates al arco de Ernesto Hernández, siempre encontraron una pierna o un cuerpo enemigo para rebotar. Eran momentos en que Nacional, apelaba al corazón y al orgullo. Nadie se ingeniaba una diablura ( ni Guisao, ni Páez, ni Valencia, ni Sebastián). Siempre se encasquilló Nacional, en la frontera del área grande y Huila impuso su ley en defensa.
Los 10 primeros minutos del segundo tiempo, volvieron a mostrar al equipo de casa, como un vendaval. Tuvo dos opciones de gol con Hechalar y una de Moreno, a las que respondió bien el arquero Bonilla.
Nacional se fue apoderando de la pelota, hizo que Huila retrocediera, después del minuto 20, pero cerca a los 16.50 siembre apagó la luz, porque falló en el pase gol. Huila dio señales de cansancio, por el esfuerzo del primer tiempo y su oponente hizo de tripas corazón. Buscó en el juego a ras de piso y terminó enviando pelotazos aéreos, para paracaidistas como Tréllez y Páez, que nada definieron a pesar de algunas aproximaciones, correspondientes más a la lucha que a la claridad de juego. Entre Hernández, Díaz y Lozano, descabezaron los intentos verdolagas.
Nacional tiene contrastes, en distintos torneos. En La copa Sudamericana, es fuerte como visitante, pero en el campeonato doméstico perdió por fuera con Santa Fe, Caldas y Huila. Ahora su suerte de clasificación depende de ganarle a Santa Fe y de que Caldas le dé otra mano, en la última jornada de los cuadrangulares. Siempre es un azar la vida, cuando ella depende terceros.
No hay que perder la ilusión. Es posible que en el próximo fin de semana, su colectivo sin rumbo, encuentre un ángel que resuene su arpa, como bienvenida a los dominios de San Pedro. Quizás, quizás, quizás.