Siempre se quejó el técnico Osorio de los desajustes de su defensa, en pelota detenida, especialmente en el juego aéreo.
Vivió de la ilusión durante 54 minutos, cuando Franco Armani salvó de todo en la raya de gol. Sin embargo se derrumbó como un castillo de naipes, en un lapso de 5 minutos ( a los 9 y a los 14 del segundo tiempo) en dos tiros de esquina cobrados por Pisculichi y cabeceados por MERCADO Y PEZELLA, quienes superaron el marcaje de Ruiz en las dos ocasiones. Un 2-0 lacerante, para el que no tuvo respuestas futbolísticas.
El verde comenzó y terminó mal, en lo individual y en lo colectivo. Valencia, Ruiz, Edwin, Berrío y Mejía, por citar a algunos, estuvieron muy por debajo de su habitual rendimiento. En lo cooperativo nunca fue un equipo que impusiera las condiciones, con la posesión de la pelota Y SIN PELOTA, NO SE PUEDE JUGAR. River con más dinámica, presión e intensidad, fue el protagonista de la noche, a tal punto que en nuestra tableta de anotaciones, contabilizamos 12 llegadas de River en 90 minutos y sólo una aparición ofensiva del verde ( remate de Edwin que pegó en la rodilla del arquero Barovero, en el minuto 40).
Cuando el DT verdolaga perdía , quiso recomponer al equipo con 3 delanteros arriba, tres defensas en vez de 4…y la ayuda de Sherman como constructor. Fue muy poco lo que aguantó la pelota Nacional y cuando lo hizo, nunca rondó por zonas de peligro. Su invasión a terrenos enemigos, terminó en una anécdota improductiva. Se puede actuar con 11 delanteros, pero si la pelota no les llega a zona de remate, no hay nada que hacer. Ni decir.
Inobjetable el título para River en el estadio Monumental. Se mostró más agresivo en recuperación, más punzante en el último tercio de cancha con los lanzamientos de Pisculichi y Sánchez, e indescifrable con los movimientos de Mora y Teo, que causaron parpadeos a Nájera y Henríquez.
Nacional persiguió sombras, mientras River tuvo encendidos los reflectores. Y conste que Gallardo no dirige un equipo de artistas, porque en términos generales tiene más soldados que generales, pero fueron superiores en la generosidad del esfuerzo ; en el control del balón y de las zonas,… y en todas las facetas de juego : defensa, ataque y transiciones.
El ‘’rey de copas’’ no pudo sustraerse al miedo escénico , inducido por 60000 gargantas argentinas. Está grogui…y el árbitro sigue contando.