Videos que nacen de los hinchas, videos del mismo club, mensajes por doquier en las redes sociales, HT tan simples pero tan llenadores para el alma como #YoCreoenNacional, fotos, en las calles la tertulia llena de positivismo, todo, todo en un mismo costal llamado: optimismo, fe y apoyo a lo que pueda hacer Atlético Nacional en su partido de vuelta contra Defensor Sporting, por los cuartos de final de la Copa Libertadores.
Hace rato, previo a un partido internacional en condición de visitante, con un 2 a 0 en contra, no se veía tal muestra de credibilidad en la hinchada de Nacional. Lo que hoy despierta el equipo de Juan Carlos Osorio da argumentos de sobra para sostener el optimismo.
Pero la cosa no queda allí. Atlético Nacional por historia en un equipo que saca lo mejor de su casta en medio de la dificultad. No quiere decir esto que seamos un equipo forjado en el sufrimiento. No, para eso el fútbol colombiano tiene un par o más de exponentes. No, lo del cuadro verde va más allá.
En Nacional se activa un chip, algo del ADN que forja la piel del equipo, en donde la dificultad no es un obstáculo sino un aliciente. Va de la mano de lo que es la raza antioqueña: para el arriero la montaña podía ser inmensa pero había que superarla, sacarle provecho y convertirla en aliada.
Este equipo de fútbol se ha forjado así: en la dificultad saca lo mejor de sí.
Y la verdad es que en este grupo de Osorio, en donde hay jugadores de varias regiones del país, esta filosofía de la pujanza caló con creces. Veo un grupo que está herido en su amor propio por la derrota ante Defensor. Herido por el cómo y no por el qué. Todos lo vimos: un equipo inferior al que se le generaron más de 12 opciones claras de gol. Pero bien lo dice el profe Osorio: No es de querer es de hacer. Y ellos, los charrúas, hicieron par goles.
La era Osorio generó polarización, a mí me dio una cachetada de humildad, me enseñó respeto, tolerancia, a tener más paciencia, a aprender a contenerme para juzgar, a analizar mejor. Creo que a la hinchada nos ha dejado eso: enseñanzas. Y aún en cada partido nos sigue dando un par de nalgadas en la soberbia.
Osoristas vs no Osoristas, Cardonistas vs Shermanistas (pedazo de idiotez esa ¿cuándo vimos Asprillistas vs Arististas, Villistas vs Gildarditas?) y ahora hasta Abonados vs No Abonados. De verdad que no aprendemos. Uno debate, sí, tiene gustos, sí, preferencias, sí, pero creo que hay una frontera que colinda con la tontería que esa mutación de “hincha tuitero” cruzó con creces.
Por eso valoro el hecho de promover YO CREO EN NACIONAL. Valoro que sigamos adelante, valoro el positivismo, valoro esa buena energía. Les aseguro que eso que hoy flota en la red, en el aire, eso lo siente el jugador, el grupo. Y eso, amigo lector, vale más que el buen equipo que tenemos. Eso sumado a lo que ya sabemos que tenemos a nivel futbolístico, genera un poder demoledor que nos dará la clasificación el jueves.
De nuevo ante la dificultad, Nacional toma fuerza, así como los arrieros que forjaron estas tierras antioqueñas, la tierra de los ancestros ¡Yo creo en Nacional!
Escrito por: Andrés Ríos