Nacional tuvo que apelar a la intensidad y a la fé del carbonero, para imponerse a Newells Old Boys, en el juego del grupo 6 de Copa Libertadores de América. Mientras tanto en Montevideo, Nacional de Uruguay perdió ante Gremio de Brasil 0-1 por el denominado ‘’grupo de la muerte’’.
Dos escalonamientos distintos en el Atanasio Girardot (34.966 espectadores y taquilla de $ 1.008’.336.000,oo) : el local con una formación 3-3-1- 3 y el visitante sobre la base de un 4-1-4-1.
Lucha intensa por los costados : Berrío acosaba a Casco en el duelo individual de la banda derecha, pero al otro lado no había profundidad de los verdolagas. Y en la réplica de contragolpe que hizo el cuadro rosarino, Maxi Rodríguez tuvo 2 llegadas punzantes en los 45 minutos del comienzo. El anfitrión llegó 3 veces : en dos ocasiones Edwin con el cuchillo afilado y en otra el palo devolvió un mal rechazo del defensa Cáceres.
Parecía un contra sentido, que Nacional con la mayor iniciativa, no tuviera profundidad, a pesar de ser el dueño del balón. Todo pasaba porque Newells muy cauteloso le daba la pelota al verde, a favor de una espera con 10 jugadores por detrás de la línea del balón (arriba sólo quedaba un desteñido David Trezeguet).
Es decir : el vencedor le apostaba a una incesante embestida en zona enemiga, aunque le faltaban ideas y finalización de jugadas….y el perdedor invertía todo el capital en el cierre de los espacios. Nacional muy fogoso, pero poco claro en el área de Guzmán….y Newells demasiado cauteloso, como si le bastara el 0-0 y de pronto en la contra pudiera pescar en río revuelto.
En el minuto 15 del segundo tiempo, el árbitro chileno Bascuñán, le anuló mal un gol a Maxi Rodríguez, por posición adelantada de Trezeguet, quien no intervino en la acción. Esa jugada y un remate del mismo Maxi, fueron todo el balance ofensivo del visitante en el resto del partido.
Nacional entendió que si no podía entrar haciendo tejidos con la pelota, la media distancia era un alternativa . La gente de Osorio se fue volviendo un torbellino y EDWIN CARDONA en la cuarta ocasión que buscó el arco, eludió fuera de los 16.50 a Banega y sacó un derechazo a la ratonera.
Voló inútilmente Guzmán mientras en la tribuna se cambiaron los rostros de angustia, por abrazos de felicidad. Transcurrían 36 minutos y Edwin con su manual del potrero, cortaba una flor en el jardín de la noche.
Hay partidos como éste, en los que hay que apelar más a la épica que a la claridad, porque los rivales así lo proponen. Ganó el que más buscó, el que más disparó.
A Nacional le faltaron iluminación y goles en el área de la verdad… pero le sobró corazón en toda la cancha.
Escrito por: Wbeimar Muñoz Ceballos