Los bajos rendimientos individuales y grupales de Nacional, lo condujeron a un empate con más sombras que luces, en el cual Rionegro lo superó en el trámite de la primera parte, pero se destiñó en el segundo.
Salió el verde con 3 centrales y 2 carrileros armando línea de 5 defensores cuando era atacado. Un sistema que es bueno para neutralizar el juego aéreo rival, pero innecesario cuando se trata de un oponente que busca llegar a ras de piso. Nacional estuvo improductivo en la zona de Nieto y Blanco, sin ideas en el sector de Arley, Ibargüen y Rescaldani, blando en el mano a mano atrás y en general dispuesto sobre un 3-4-3, aquella distribución con la que deslumbró Cruyff en su época de técnico del Barcelona.
A los 8’se rompió el celofán. Tiro libre de Alcatraz, rechazó de frente el arquero Piedrahíta y ARLEY RODRÍGUEZ llegó como una centella para decretar el 1-0. Trazó Nacional mejores líneas con la pelota en el primer cuarto de hora, pero se diluyó cuando Rionegro con presión y acoso, se apoderó de la pelota y las llegadas. Estuvieron cerca de anotar Mosquera, Valoy y Mezú.
Empató el local ante un quiebre de línea muy lejano de Henríquez . Mezú y CÉSAR AMAYA en una pared de precisión, llegaron en profundidad para el 1-1 a los 16’. Entre otras cosas fue una jornada de incertidumbres de Bonilla y Miller, aunadas a las dudas de Velasco por un lado y Alcatraz en el otro, ante los desplazamientos de Luis Mosquera y Yilton Díaz. Mezú con sus movilidad incomodó a volantes y zagueros.
El bus ofensivo de Nacional, no volvió a hacer paradas en el área del local, porque careció de un conector en la zona de gestación, por la cual pasó muy lento, mientras Rionegro armó bien el repliegue para custodiar a Kevin Piedrahíta. Es decir, el visitante careció de juego posicional. Tan confuso fue su panorama, que estuvo más tiempo discutiendo con el árbitro que jugando.
Cambiados Amaya y Mezú, en los últimos 20’del partido, se apagaron los reflectores de Las Águilas, equipo aguerrido pero falto de claridad. Expulsaron a Miller ( 74’) y Rionegro no supo aprovechar la superioridad numérica. Mateus entró para el segundo tiempo como socorrista de los volantes de contención y Nacional pasó a línea de 4 defensas. La idea era que Nieto subiera unos metros como rueda de auxilio de la ofensiva, pero no se reportó con buenas noticias . Mateus entró pasado de revoluciones y quiso comerse el mundo, pero estuvo sobreactuado en la función y no terminó ayudando a nadie.
En el último cuarto de la contienda , en algunas transiciones rápidas, hicieron disparos Dájome y Borja (2), bien conjurados por el arquero de Rionegro. Acciones individuales que no cambiaron el paisaje.
Partido con pocas emociones y más ligado al aburrimiento que a la alegría. Noche de protagonistas amargos quienes quedaron en deuda con el gusto y el placer.
No les parece ???
Por : Wbeimar Muñoz Ceballos.