FOTOS: CORTESÍA DIMAYOR
Por: Juan Felipe Velásquez.
Curioso resulta que hablemos de un mal partido de Nacional en este semestre, pero más curioso es que estemos inconformes con un resultado tan plausible y común en el fútbol como el empate. Y digo “curioso” porque Nacional no está acostumbrando (de nuevo) a jugar bien y ganar, que ahora el empate nos resulta incómodo de digerir. El Verde empató 1 a 1 en la jornada de ayer ante Pasto, un equipo que, pese a ejecutar su idea de juego con eficiencia, también hay que decir que abusó del juego fuerte y la quema de tiempo efectivo de juego, pero el fútbol es lo que es y yo, que soy un fiero opositor de la simulación, pues reconozco que el insatisfactorio resultado también involucra el grisáceo juego de Nacional.
29 puntos para Nacional, prácticamente clasificado y con proyección de romper el récord de puntos en la fase de todos contra todos. Nacional es un equipo que sabe a lo que juega y lo ejecuta muy bien, pero quizás sea momento de cuestionarse si no empieza a abusar de la fórmula y ahora los rivales empiezan a tomarle la mano, a descifrar el antídoto y a anular al conjunto paisa. Santa Fe, en Copa Colombia, no solo nos derrotó en Bogotá, sino que en Medellín nos anuló todo el segundo tiempo; Junior nos arroyó el primer tiempo y Pasto no nos permitió opciones de gol en el segundo tiempo. Es necesario hacer introspección y delimitar hasta donde es responsabilidad del equipo (por los niveles de los jugadores) y en donde también entra a pesar la táctica rival. Nada es un absoluto, muchas variantes en esta ecuación, pero definitivamente conviene buscar fórmulas que hagan de Nacional un equipo más eficiente para atacar, pero sobre todo, menos predecible.
A buena hora se presenta la oportunidad de empezar a plantearse diferentes planes, pues recién cruzado el ecuador de la primera fase, hay tiempo para seguir trabajando, planeando y practicando. Humildemente, en mi análisis de Nacional, percibo que cuando el plan de ataque A no funciona, del banco no llega plan B. Nacional se ve anulado e insiste, persiste, pero no muta, no cambia. De hecho, las sustituciones perpetúan al equipo en la idea, simplemente es un cambio de hombre por hombre para que el suplente salte al campo a hacer lo mismo que el titular venía haciendo.
Ahora, que esto no se entienda como un ataque al proceso, pero hasta los mejores equipos tienen margen de mejora para convertirse en equipos más poderosos, más eficientes, más completos; simplemente, convertirse en mejor equipo. Toda la fe y confianza de mi parte. Confío que el actual cuerpo técnico ya identificó esta situación, pero si mi análisis es incorrecto, seguramente ellos ya habrán identificado la falla. Tienen capacidades demostradas y tienen el apoyo de propios y extraños.