‘’Arrullados’’ por una temperatura de 34 grados centígrados, que invitaba más a la pereza que a la acción, los dos contendores, hicieron del primer tiempo un segmento de lentitud, con juego trabado en las proximidades del área y espectáculo tedioso.
Si los arcos no terminaron invictos, no fue por las virtudes de uno y otro, sino por una doble circunstancia de errores : 1) A los 32 minutos un balón movido por Nacional, salió por la banda, pero el asistente de línea Alejandro Gallego no señaló nada y Guerra volvió a meter ese esférico a zona válida de juego y mandó un centro al segundo sector del área petrolera. 2) El arquero Ricardo Jérez vió tan fácil la atrapada, que quiso hacerla con una sola mano. Soltó la pelota y MANGA ESCOBAR agradeció la cortesía : empujó el balón a la red y listo : 1-0.
Alianza hizo la mejor propuesta de ataque, manejando el balón en sector enemigo, pero sin contundencia final. En el primer acto, Nacional se mostró muy tranquilo, como quien quiere ganar de camiseta, dosificando el esfuerzo, defendiendo mucho y atacando poco, sabedor de que en un despliegue colectivo, la mejor técnica de sus jugadores, podía inclinar la balanza. Poco gasto de energías y un excelente resultado.
Arrancó el segundo tiempo y Alianza no tenía capital futbolístico, para negociar el partido…pero como Nacional se convirtió en un onceno demasiado pasivo y de bajas revoluciones, los dueños de casa se fueron envalentonando. Llegaron cinco veces a posición de gol y en cuatro de ellas ARMANI fue salvador, ganando en el mano a mano, por sus achiques precisos frente a los rivales. En el otro arco, en las pocas veces que atacó el verde, los remates de Jefferson y Guerra, no fueron afortunados. Nos quedó la sensación de un equipo flojo en la finalización de las jugadas ( Petrolera) y otro, que por nómina, (Nacional) si hubiese arriesgado más, a lo mejor ganaba sin necesidad de apretar tanto los dientes, pero fue demasiado conservador.
Cuando entró Yulián a la cancha ( minuto 59’), pensamos que podría asociarse con Guerra, para al menos brindar una jugada de potrero, que alegrara la tarde. Pero nada, de nada. Ni un chispazo, ni una pared , ni un poco del arte de los magos. Por eso preferimos leer el manual de los bostezos y mirar de reojo el remodelado estadio ‘’Daniel Villa Zapata’’ ( bautizado así en homenaje a un odontólogo y dirigente deportivo santandereano). El sudor superó a la emoción.
Como estuvieron Las cosas, era más divertida la sacada de una cordal, que el fútbol mismo.
No les parece ???
Escrito por:Wbeimar Muñoz Ceballos