FOTOS: CORTESÍA ATLÉTICO NACIONAL OFICIAL.
Por: Juan Felipe Velásquez.
Atlético Nacional empató a 1 gol contra Rionegro Águilas. El equipo de Leonel Álvarez se adueñó del 1er tiempo, pero el Verde tuvo, como de costumbre, la entrega necesaria para emparejarlo en el 2do periodo. Un tiempo de dominio para cada equipo y, al final, así puede explicarse el resultado final.
Claro, si hablamos del partido de ayer que se jugó en el Atanasio, se puede establecer que la irregularidad de ambos conjuntos y la dificultosa tarea de ser dominante en una amplia porción del cotejo, hace que el empate sea más que lógico, pero hay que extender ese panorama a todo el FPC.
El partido de ayer es el fiel reflejo de lo que viene sucediendo en nuestra liga. Equipos inestables, planteamientos defensivos, rendimientos inconstantes, etc.
El fútbol colombiano se ha convertido en un cultivo de proyectos deportivos mediocres. El sistema del campeonato acelera los despidos de los entrenadores y propende por favorecer la irregularidad. Es así como el campeón de nuestra liga puede ser el equipo que entró en la posición 8 a los cuadrangulares finales. Porque es así, aquí en Colombia basta con procurar estar entre los 8 primeros para dar por “satisfactorio” el rendimiento alcanzado.
Nacional es un equipo que ha sido irregular, ha pecado en la construcción de su nómina, en los planteamientos tácticos y la elección de la estrategia, sin embargo, está ahí, dentro de los 8 finalistas y, como defensa de la mediocridad, hay quienes se atreven a aplaudir este hecho. No, yo no. Yo me niego a participar de ese comité. No es mérito clasificar a las finales. Es apenas lógico. La verdadera misión de Nacional inicia en los cuadrangulares de noviembre. Es allí donde deberán probarse ante la hinchada y demostrar que el equipo evoluciona fechas tras fecha.
Si algo han tenido los jugadores de Nacional es compromiso, entrega y garra. Es hora que directivos y cuerpo técnico proporcionen las herramientas necesarias.