Por: Juan Felipe Velásquez:
Enésima demostración de la legendaria e invencible unión entre Nacional y su hinchada. Cuando la tribuna y los jugadores caminan juntos, se logra expandir la grandeza de la institución, se llenan las vitrinas de copas, se logran gestas y títulos.
En un marco envidiable por cualquier equipo del mundo, Nacional saltó al campo arropado por el empuje de su hinchada. El Atanasio estaba repleto de ilusión y las tribunas predicaban una noche mágica.
Este Nacional lleno de dudas por un proyecto deportivo que no convence, hizo tregua con su gente y de nuevo comulgaron en pro de un nuevo título. Un espectáculo de luces ayudaba a iluminar una nueva copa en la extensa vitrina de glorias que posee el club. Un baño de agua fresca para todos.
En lo táctico y estratégico, Nacional propuso competencia desde la experiencia. El verde mandó a los mayores al campo y, pese a que el fútbol de calidad nos eludió de nuevo, el equipo mostró aplomo para competir y disputar la posesión del balón presionando alto e intentando tejer jugadas de ataque con juego combinativo. Pero Millonarios pegó primero y se fue arriba en el marcador. La tribuna jamás se resignó y así se lo hizo saber a sus jugadores con mucho aliento y huevos.
Tuvieron que entrar ellos, los jóvenes, los muchachos que llenos de inexperiencia, pero rebosantes de sed de gloria, supieron igualar el encuentro con un agónico gol sobre el tiempo de reposición que, más allá de sentenciar la contienda a definirse desde el punto penal, hizo explotar en júbilo a los asistentes y remembró a un Nacional que en otrora nos acostumbró a estas alegrías.
La tanda de penaltis aún nos tenía preparado la consagración de Kevin Mier. El arquero surgido en las inferiores del club y que desde hace un par de años está demostrando ser uno de los mejores arqueros colombianos de la actualidad, tomó las riendas y sin complejos supo liderar a su equipo a la consagración.
33 copas obtenidas. 33 títulos que adornan el escudo y agigantan la brecha entre Nacional y el resto del FPC. Atlético Nacional demostró porque, pese a la crisis, sigue siendo el equipo más grande de Colombia. El equipo más ganador del país.