Por: Juan Felipe Velásquez.
Honestamente, soy de las personas que disfruta de la estadística. Me gusta ver y analizar la cantidad de remates al arco, la posesión, pases completados, duelos ganados, centros completados, mapa de calor y todos las demás categorías de data que entrega la tecnología hoy en día. El fútbol evoluciona y todos los que de una u otra forma participamos de él también debemos evolucionar.
Lo cierto es que reducir el juego a la estadística me resulta tan ridículo como aquel que ni la mira. Los extremos siempre serán perjudiciales, equivocados y hoy, después de la última rueda de prensa, no hay nadie más equivocado que el director técnico de Nacional.
Bodmer sale a escudarse detrás de la estadística para intentar convencernos de que su equipo jugó bien porque generó 5 remates directos al arco. Nos dirige un estadístico entonces, pues se dedicó a recopilar y analizar datos, dejando el fútbol en el desván.
Nada nuevo, es sabido por todos que el departamento de scouting en Nacional hace lo mismo. Analiza datos y datos de muchos jugadores para elegir los refuerzos. Al final, no interpretan, no sienten, no viven el fútbol desde lo humano, con sus matices y grises, con sus relaciones humanas y con la ausencia de intuición que ningún esquema matemático puede medir.
Por eso nos va como nos va. Nacional, entonces, que plantee su proyecto bajo la dirección de matemáticos que recopilen datos, de estadistas que lo analicen y de financieros que cuidan los números. Cada vez es más evidente que el verde se convirtió en una empresa y dejó de ser un equipo de fútbol.
Ah! ¿Hablamos de fútbol? Pues, honestamente, ¿qué sentido tendría? El equipo no ha jugado bien en todo el 2024 así las estadísticas, justamente, digan lo contrario. Ahora, los hinchas del Nacional, damos por descontado que un partido ante un grande del FPC es una humillación más y ayer no fue la excepción.
Cali paseó a Nacional en su estadio y lo mandó para Medellín con un 3-2 mentiroso. Porque fue un 3-2 que pudo haber sido un 3-0 humillante para el verde que no encuentra su fútbol.