Por: Juan Felipe Velásquez Echavarría.
Atlético Nacional abrió los cuadrangulares semifinales como se exige en un club que vive bajo la obligación natural de competir por títulos: ganando. El 1-0 a América de Cali fue un partido incómodo, denso, lleno de roces tácticos y de esa tensión silenciosa que define los duelos de esta etapa del campeonato. No fue una goleada para enmarcar, pero sí un triunfo que pesa más de lo que parece.
Durante más de una hora, Nacional chocó contra un América bien cerrrado, paciente, decidido a ensuciar el ritmo y a cortar cualquier intento de fluidez verdolaga. El equipo de Diego Arias tuvo que caminar el partido, trabajarlo a punta de tenencia, movilidad y convicción. Juan Manuel Rengifo fue la chispa del primer tiempo; en el segundo, los ingresos de Juan Bauza y Marlos Moreno ofrecieron profundidad, sorpresa y velocidad en los costados.

El esfuerzo tuvo recompensa al minuto 73: centro quirúrgico de Marlos, cabezazo de veterano de Mateus Uribe y el Atanasio rompiéndose en un solo grito. Un gol de esos que no necesitan explicación, porque llegan cuando más duele al rival. América intentó reaccionar, pero jamás encontró claridad ni volumen para igualar el marcador. Nacional, sin sobrarle nada, mostró algo clave: saber administrar la ansiedad. Saber ganar este tipo de partidos es lo que diferencia a los equipos que avanzan de los que solo compiten.

Empezar con tres puntos en cuadrangulares es oro puro. Ordena la tabla, envía un mensaje y construye confianza. Pero el torneo no da respiro. Y lo que se viene, para Nacional, no es una simple fecha más: es un salto a un territorio donde cada error pesa doble y cada acierto puede marcar un semestre completo.
Este domingo, el fútbol antioqueño se detiene para ver el primer capítulo de una serie que tiene aroma a final. Nacional vs. Medellín, en pleno cuadrangular, con estadios llenos, con dos equipos que llegan como favoritos del grupo y con un historial reciente que sube la temperatura.
Pero esta vez el clásico no es un evento aislado: es el inicio de una cadena de cuatro duelos consecutivos entre ambos. Uno por Liga en los cuadrangulares, otro por Liga en la segunda vuelta, y dos más que definirán el campeón de la Copa BetPlay 2025. Cuatro partidos en los que se decidirá todo. El pase a la gran final de la Liga. El título de Copa. El estado anímico del semestre. La narrativa de la ciudad.

No es exageración: lo que pase en esta seguidilla ordenará o desordenará por completo el escenario nacional.
El equipo de Diego Arias llega con lecturas interesantes del duelo ante América. La circulación fue constante, la presión funcionó y el equipo mostró variantes ofensivas cuando el partido lo exigió. No fue brillante, pero sí confiable. Esa base necesita sostenerse, incluso potenciarse, para enfrentar a un Medellín que leerá este partido como una final anticipada.
Los verdolagas deberán imponer ritmo, mantener amplitud, evitar la fricción innecesaria y, sobre todo, golpear cuando el partido se parta. Mateus está en momento. Marlos está desequilibrante. Rengifo está influyente. Bauza está creciendo. La identidad se siente más clara que hace un mes.

Pero el clásico exige algo adicional: presencia mental. Resolver bajo presión. Resistir cuando el ambiente aprieta. Aprovechar cada detalle. En esta clase de partidos, un rebote, un saque de banda, una desconcentración o un ajuste táctico pueden abrir o cerrar la historia.
El hincha de Nacional, ese que sabe perfectamente leer las señales del torneo, entiende lo que se juega mañana. No son tres puntos más. No es un trámite emocional. Es la primera estocada en una serie que puede dar dos títulos o arrebatarlos. Lo que ocurra en este primer clásico dibujará la narrativa de los siguientes tres: ¿quién entra con ventaja mental? ¿quién toma control? ¿quién golpea primero en una guerra que será larga?

Nacional llega con impulso. Medellín llega con ambición. La ciudad llega alterada. Y los próximos 20 días pueden definir un semestre y cambiar la historia reciente del club.
Este domingo no arranca un clásico: arranca un destino.
!VAMOS NACIONAL, DALE CAMPEÓN!


