FOTOS: CORTESÍA WILSON VALENCIA.
Por: Juan Felipe Velásquez.
Aburrido empate a 0 entre Medellín y Nacional. Una nueva versión del clásico que dejó polémicas, tarjetas y poco mas. El fútbol no apareció en ningún equipo.
El once de Atlético Nacional se recita de memoria, al menos de mitad de cancha en adelante. Nacional sostiene su idea en la calidad de su jugadores, pero la novedad de la propuesta ha expirado y ahora los equipos rivales entienden como jugarle a Nacional y cómo anularlo. Basta con desconectar a Andrade y a Gio para que Nacional se diluya en un mar de insistencia absurda y pierda el dominio que solía tener hace un par de semanas.
Pertenecer a Nacional no es fácil, pues la presión alta que se genera al ponerse esa camiseta aprieta hasta el cuello por la exigencia misma de conseguir títulos, pero también porque los demás equipos suelen prepararse el doble durante la semana para lucirse ante el equipo más importante del país. Todos los rivales quieren tener el mejor partido de su semestre y con esa motivación salen al campo, casi siempre, a entregarle el balón a Nacional, a esperar en un bloque bajo y dejar que los riesgos los tomen los de verde. Es así como cada partido que juega el equipo antioqueño presenta un reto mayúsculo de desarmar defensas sólidas y densas, así que la creatividad del cuerpo técnico necesita ser casi infinita para poder desarrollar un equipo que supere el mismo escollo en cada fecha.
Lo curioso es que Nacional, a veces, se hace preso de su misma idea, pero no porque sea una mala idea, sino porque es una unida idea. Lo novedoso de colocar dos volantes creativos en una misma formación ya se siente expirado y los rivales ya conocen cómo desactivar ese recurso. Ahora, ¿qué hace Nacional para hacerse impredecible?
Quizás esa sea la explicación al porqué cada nuevo DT que asume la conducción del equipo inicia triunfante, pero se va quedando estancado sin poder acceder al campeonato 17 de liga. Cada nueva idea es desconocida para los rivales, pero rápido se identifica, se adapta, se analiza y se neutraliza.
Y es así como se ve Nacional en los últimos partidos, neutralizado. Aunque ayer de fútbol, poco se puede hablar. El partido estuvo lleno de faltas innecesarias, algunas hasta inexistentes. Un partido tosco, espeso, pausado y aburrido en general.
Podríamos pensar que Nacional ya piensa en finales, pues la mayoría de los jugadores salieron al campo con el afán de hacerse amonestar para poder limpiar el prontuario de amonestaciones y llegar limpios a los cuadrangulares. Al menos eso percibí. El Verde tiene la cabeza en el futuro y no en el presente. Esperamos todos que ese innecesario afán pague réditos cuando la fase definitiva de la liga inicie. Por lo pronto, Nacional no es más líder del FPC, pero está cómodo y clasificado hace varias fechas.
Siempre he insistido en este espacio que la inercia de ganar debe mantenerse, al menos, la inercia de competir con urgencia de los puntos. Por más que aquella necesidad de sumar esté desaparecida, la tensión competitiva debe prevalecer encima del resultado. Siento que Nacional se está apagando un poco y que, aunque no moleste o me impaciente, me incomoda. Sería terriblemente decepcionante ver, una vez más, como el equipo llega desinflado a los cuadrangulares luego de haber sido un recital de fútbol en la fase previa.
Siendo honestos, el partido de ayer no dejó nada para el análisis y aunque Nacional mostró solidez defensiva, aun jugado con 2 jugadores menos durante casi 30 minutos, lo cierto es que Medellín atacó con desorden y desdén.
El fútbol no apareció, pero se vio un grupo de hombres comprometidos con sus tareas, corriendo extra para EVITAR PERDER .
En la próxima fecha, esperemos el mismo compromiso, sobre esfuerzo y afán para buscar GANAR.