FOTOS: CORTESÍA DIMAYOR.
Por : Juan Felipe Velásquez.
Si, con lo justo. Con lo preciso ganó Nacional ante Jaguares en condición de visitante. Sin sobrarle nada y faltándole mucho para convencer, el equipo pudo sacar una victoria que lo mete, transitoriamente, en los 8 de Colombia.
Cada vez es más difícil sentarse a escribir sobre Nacional. Analizar al equipo es un disfrute para cualquier amante del fútbol, la estrategia y la táctica, pero es que este equipo deja tan poco que el menester se vuelve una misión casi imposible. Nacional es plano, aburrido, previsible, lento, irregular, poco dinámico. Es por eso que sus victorias llegan sin ser absolutamente indiscutibles, pero cuando pierde, pierde siendo muy inferior a sus rivales. Es un cara y sello constante en el que no sabemos si el equipo va a agradar o, cómo en los últimos meses, a aburrir.
Todo este oscuro panorama no es coincidencia, pues para Nacional, específicamente su dirigencia, el fútbol como deporte colectivo y estratégico se volvió cosa de segundo plano. Claramente, hoy es más importante cuadrar caja; sin importar cómo, sin importar que ese fin vaya en detrimento de un proyecto deportivo serio, si el flujo de dólares es constante, entonces los dirigentes están contentos.
Ganar debe ser una consecuencia, más allá de un objetivo obvio porque en el fútbol mandan los resultados. La victoria debería ser esclava de un proceso, sobre todo en un equipo como Nacional que tiene una hinchada exigente y una historia plagada de grandiosos jugadores y exquisitas presentaciones futbolísticas. En el fútbol moderno, “ganar a toda costa” es el objetivo. Es más, se suele valorar más a quien gana (más allá del cómo gana) que a quien construye y edifica. Nada de esto es excluyente. Los mejores proyectos deportivos del mundo trabajan primero y luego, después de haberse fortalecido, salen a buscar la victoria. Porque al final, jugar bien siempre te acerca. No existe la clave del éxito, pero si existen maneras de estar más cerca.