Por: Andrés ‘Pote’ Ríos
El título de esta columna le corresponde a un trino de @juanpaescobar_ e indica lo que fue Atlético Nacional ante el Junior en Barranquilla. En este semestre de transiciones, momentos de crisis, chismes, inestabilidad e inconformidades, en donde el equipo no ha encontrado regularidad y es claro que no es una máquina de dinámica, fútbol que llena la retina y demás, a punta de orden, tesón y aguante, Nacional poco a poco encuentra una palabra que se veía embolatada: volver a ser equipo.
Entiendo el deseo del hincha por ver a un Nacional lírico, lleno de cambios de ritmo, posesión y buen fútbol, pero el menú y las circunstancias muchas veces no dan para eso y hay que mirar otras opciones, y esas son las que el equipo usó ante los tiburones para lograr su clasificación.
Con Jorman lesionado (cosa que no es una tragedia, algunos descubrieron que los jugadores se lesionan), con el ambiente que se ha vivido, con los jugadores que hay y con las competencias que se disputan (muchos denigran de los torneos que disputamos, pero ¡es lo que hay!), enderezar la esperanza es la prioridad. Y enfrentábamos a la nómina titular del equipo que hoy mejor juega en el país, Junior y en su estadio.
Con base en la nómina de experimentados, Henríquez-meto a Aguilar ahí-Bocanegra-Aldo y Dayro, Nacional no fue un manojo de la posesión (también criticada por muchos al son del “todo lo critico y soy muy hincha”), no fue un equipo de retina, fue un equipo práctico. Y sí, la practicidad con base en una defensa sólida, en meter y meter, en recuperar el balón y contragolpear, también es válida. Muchos ayer, cuyo gran argumento es el de “siempre voy al estadio” pero no le dan una al equipo si no golea en todos los partidos 30 a 0 y no gana hasta la Premier League sin disputarla, decían que el equipo era una vergüenza, que su juego era un desastre y que eso no era Nacional.
Esos mismos son los que piden cambios en el esquema y me gustaría preguntarles si dado el caso, en una final de Libertadores, Nacional decide jugar así en aras de lograr el título en momentos en que el juego así lo requiera ¿También se van a quejar y van a renegar de una forma, no la de siempre, que da resultado a punta de orden, huevos y actitud? Lo dudo…Lo que pasa es que nos mata esa soberbia y la grandeza nos dura hasta cuando el equipo se aferra, en medio de la dificultad, de otros argumentos para poder flotar, remar hacia el progreso y rectificar el camino. De verdad, como hinchas, hoy, jodemos por joder y somos obtusos.
Ahora bien, ante Junior, impecable trabajo defensivo, movimientos sincronizados, ni por arriba, ni por abajo penetró el rival y los cuatro del fondo merecen reconocimiento con un plus para Henríquez y Felipe Aguilar. Ya en la mitad, Daniel Bocanegra, ese multiusos eficiente que juega en donde sea y lo hace con jerarquía, cumplió con creces. Castellani, vapuleado por muchos porque, al fin y al cabo, tristemente, siempre hay que odiar a alguien, con honestidad hace su labor ¿Se equivoca unas veces? Sí, si no lo hiciera sería celestial, pero lo digo, el tipo cumple, el tipo se entrega, el tipo no es sublime, pero es un buen trabajador.
Y fue con ese bloque fundamental que Nacional bloqueó a su rival. Luego en ataque se apuntó al contragolpe y con esa herramienta Lucumí tuvo tres opciones, Dayro una y Castellani otra, esas recuerdo y con eso hay argumento para decir que hubo con qué hacer daño. Tampoco fue un Nacional timorato y tacaño, incluso por momentos del segundo tiempo se defendió a punta de posesión.
Y hablando de Lucumí, le sobra talento, solo le falta aprender a tomar buenas decisiones que van del soltar más rápido el balón y optar por el pase a quién mejor esté ubicado. Y hablando de Dayro, una lástima su actitud soberbia, su mala cara y falta de solidaridad. Un tipo con tantas guerras encima debe demostrar una mejor forma de llevar la profesión. Y hablando de Aldo, pues no anda bien como le pasa a todo jugador, pero no le reprocho su actitud y menos aún ante su historia en el club. Y hablando de Hayen Palacios, grata relevación hecha realidad. Con tres o cuatro balones que tocó de nuevo demostró su hambre de gloria, sus ganas y talento. Es distinto y que siga paso a paso.
Y hablando de Hernán Darío Herrera, cumple en su labor interina. Ha apagado el incendio con su trabajo. No es el más dúctil al hablar, creo que no es el ideal para asumir el nuevo proyecto, pero es un histórico nuestro y de Colombia y ahí está, cumpliendo la labor. Con un plus enorme: potenciando la cantera.
¿Equipo elegante? No ¿Equipo llena retina como el de 2016? No, eso es una bella historia, pero historia. Lo de hoy es un equipo de arrieros, de esos raspadores de monte que evitan que la yesca crezca para no incendiarnos. Pero dije equipo, y amigos hinchas, equipo es lo que necesitamos. Y equipo es sinónimo de unión y es eso lo que ayudará de forma fundamental para retomar el camino de la gloria. Gloria que no es espontánea, la gloria se suda, como hicieron nuestros arrieros.
