Por: Juan Felipe Velásquez.
Esta ha sido mi lucha personal y mi bandera de batalla desde hace ya varios años. Atlético Nacional engaña a todos con los resultados, pero se hace evidente que le falta fútbol en cada partido. Si nos concentramos únicamente en lo objetivo, veremos que Nacional ganó ante Bucaramanga y que ocupa la tabla de posiciones de los primeros lugares.
Sin embargo, si vamos a lo futbolístico, análisis subjetivo, es evidente para todos los que seguimos el equipo que el fútbol no aparece por ningún lado y que los resultados maquillan el verdadero rendimiento del equipo.
Esto significa que Nacional sigue ganando en el ámbito local gracias al poder y la jerarquía de su camiseta. Atlético Nacional gana porque, pese a un par de traspiés importantes, cuenta con jugadores con un rendimiento individual muy competente. La verdad es que el equipo está en el top de las mejores plantillas del rentado nacional, quizás solo superado por Medellín y América, pero perfectamente equiparable a las plantillas de Millonarios, Santa Fe o Cali.
Me resulta muy triste, entonces, que aún contando con una plantilla de calidad superior, Nacional siga mostrando tanta apatía por atacar y dominar desde la posesión, y respetando el ADN que nos ha gustado a todos sus hinchas desde tiempos de antaño.
Ese estilo de juego que nos caracterizó desde siempre y que ahora no aparece desde hace un año. Porque la verdad es que Nacional ha intentado jugar bien con otros técnicos, incluso recuerdo los primeros partidos de Alejandro Restrepo; en esos partidos el equipo mostraba muy buen fútbol, dinámico, atractivo y moderno. Pero con técnicos como Guimaraes, Autuori o Amaral, solo hemos visto fútbol amarrete y es eso lo que a todos nos molesta y nos aleja del equipo.
Por eso es evidente que Nacional sigue cosechando más victorias de las que merece y aquí solo pretendo apuntar al cuerpo técnico actual y al anterior. Nacional tiene futbolistas con la suficiente calidad para jugar de otra manera, a lo que nos gusta, y no replegados en su propio campo esperando contraatacar.
Evidentemente, el profesor Amaral nos mintió a todos cuando quiso vendernos la idea de un fútbol que se acerque más al gusto de la hinchada, de esperar menos al rival y tratar de presionar alto para poder ser más ofensivos. El equipo sigue siendo el mismo que jugó con el profesor Autuori el semestre pasado, nada ha cambiado.