El verde les enseñó muchas cosas, a los estudiantes de la Universidad Autónoma del Caribe y los dejó aprendidos y sangrantes, con un 4-0 categórico, que pudo ser mayor, por las 14 llegadas al arco enemigo, con las espadas afiladas.
En ese ramillete de oportunidades, se cuentan salvadas del arquero Sebastián López o volando o achicando los ángulos de disparo, rechazos defensivos desde la raya, tiros en los palos y uno que otro remate con guayos torcidos. Uniautónoma sólo tuvo una ocasión de anotar en 90’, producto de un tiro libre. Así de clara fue la superioridad de Nacional, que sigue aferrado a la punta del campeonato.
En lo individual, una vespertina perfecta de Jonathan Copete, la gran figura de la cancha. Marcó tres goles en los minutos 8, 25, y 75, todos a pases de Yulián Mejía. Copete, arrancando desde la izquierda y moviéndose en diagonal hacia el centro, aparecía por sorpresa en la posición de centro delantero, sin que le referenciaran la marca y aprovechó el error de los centrales García y Acosta, quienes jugaron a la misma altura, sin posibilidad de corregir en coberturas defensivas. La cuenta la abrió Pablo Velásquez, con un cabezazo, previo servicio de Farid Díaz, a los 4’.
Yulián hizo un partido extraordinario, retrasándose unos metros y jugando ‘’ a lo Pirlo’’ en la Selección Italiana. Distribuidor de juego en corto, o lanzador de cuchilladas a espalda del bloque rival, el volante estuvo más comprometido que nunca, borrando en parte esa imagen que siempre ha dado de ‘’pecho frío’’.- En el primer tiempo Sebastián Pérez, se desprendió desde la segunda línea de volantes y tuvo buenos disparos, cumpliendo con la premisa de que ‘’no se está en el área, sino que se llega’’.
A Rodin Quiñónes, lo improvisaron de lateral derecho (una posición en la que nunca ha actuado) y aportó en ataque; en defensa no lo vimos porque la ofensiva chata del enemigo, nunca apareció por ese lado. Los zagueros verdolagas, no tuvieron problemas, puesto que Uniautónoma quedaba desarmado de la mitad de la cancha hacia arriba. Armani pudo haber colocado un taburete, para recostarse contra un vertical a leer la prensa. Así de despistados estaban los estudiantes barranquilleros, quienes desde el comienzo (perdían 0-2 a los 8’), se veían asustados y sin respuestas a la propuesta futbolística de Nacional.
Lo locales eran rápidos, dinámicos y dueños de la pelota. A los visitantes se les veía pasivos, lentos, depresivos e ineficaces. Y lo mejor de Nacional, fue que dio una espectáculo de toque, con balón a ras de piso (muy de vez en cuando se recurría al centro aéreo para Velásquez), circulación a lo ancho, desmarcación permanente, cambios en la dirección del juego, apertura por las bandas (Quiñónes, Farid, Berrio, Jonathan) cambios de ritmo y una ambición reiterativa de ataques por oleadas. Nunca el público antioqueño se queja, cuando ve en la cancha a los afiliados a la cooperativa de ‘’la tuya y la mía’’. Por el contrario, agradece cada pincelada que ilumine el paisaje del balón.
Uniautónoma fue un equipo de líneas descosidas en defensa y borroso en ataque; ni manejó la pelota, ni Nacional se la prestó. Sus jugadores tuvieron andar cansino y mirada triste. No es responsabilidad de un vencedor como el de hoy, que su contrario no tenga armas de largo alcance. O escrito de otra manera ‘’ qué culpa tiene la estaca, si el sapo salta y se ensarta’’? Los verdolagas galoparon en la jornada y nunca soltaron las riendas del juego.
‘’Cliente satisfecho vuelve’’. Los 26051 espectadores de hoy, seguramente volverán el jueves frente a un rival también estudiantil, pero con varios doctorados en la Copa Libertadores de América: Estudiantes de la Plata. Y seguramente invitarán a familiares y amigos, para llenar el estadio, porque éste domingo quedaron felices, en medio de las caricias a la pelota, los goles y las sonrisas. ¿No les parece?
Escrito por: Wbeimar Muñoz Ceballos.