FOTOS: CONMEBOL LIBERTADORES.
Por: Juan Felipe Velásquez.
Estimado lector, diseccionar el rendimiento de Atlético Nacional en los últimos años se ha vuelto una tarea pesada. Tanto yo como ustedes nos sentimos ampliamente decepcionados por los resultados del equipo en las últimas temporadas. Un año tras año, el equipo se volvió quemadero de procesos deportivos, un constante bucle de logros no conseguidos. Ahora, la pregunta que surge es ¿empezamos de nuevo un proyecto deportivo desde cero que necesita la paciencia?
Atlético nacional ha quedado eliminado de la Copa Libertadores sin ni siquiera haber ingresado a la fase de grupos, pero tampoco logrando un cupo a la Sudamericana del presente año. Fracaso deportivo, económico e institucional consumado. Imposible de esconder. Será necesario realizar un análisis profundo para encontrar a los verdaderos responsables. Y es que los responsables en un equipo de fútbol suelen ser todos los que componen el mismo. Precisamente por eso se llama equipo, lo que indica que las responsabilidades son compartidas, tanto en la victoria como en la derrota.
De nada vale diseccionar y analizar el partido de ayer, pues, de nuevo, el equipo fue un conjunto de errores tácticos y de bajos rendimientos individuales. Olimpia, sin esforzarse mucho, logró contener las embestidas esporádicas de ímpetu y fútbol ofensivo que mostró Nacional durante algunos pasajes del partido, pero la verdad es que, al final, el equipo paraguayo fue superior en el general de la serie.
Nacional no tiene una plantilla mala, de hecho, creo que está en el Top 3 del fútbol colombiano; ahora, si desde el cuerpo técnico sólo apuestan por un solo esquema, entonces estamos en problemas. 4-2-3-1 inmutable, perpetuo, eterno, establecido y sin asomo de jugar, o incluso de intentar, con otras variantes. Si Nacional quiere apostar al juego de bandas debió conseguir especialistas en la materia, pero decidieron llenar una plantilla con jugadores muy buenos en los carriles internos, pero si las características necesarias para jugar por fuera.
Podemos seguir sumando factores en esta ecuación del fracaso, como por ejemplo, la falta de un arquero que de garantías y seguridad, o también el exceso de jugadores por encima de los 30 años que, pese a su grandiosa calidad técnica, les cuesta mantener un ritmo rápido de juego y terminan por reventar sus músculos en el esfuerzo prolongado de una temporada completa.
No queda más que esperar y presionar para que las directivas, en mi opinión las principales responsables de los tumbos desacertados queda el equipo en los últimos años, tengan la sabiduría para elegir y construir un proyecto deportivo que de verdad traiga satisfacciones y victorias tan anheladas por propios y extraños.
